Matías Rebassa, Vicenç Grande y Gregorio Manzano, en una imagen captada en Kössen. Foto: TERESA AYUGA

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Carlos Román (Kössen)
Entre montañas, frondosos bosques y ríos cristalinos, el Mallorca recopila estos días las fuerzas necesarias para subsistir los próximos meses. El conjunto balear ha establecido en Kössen el kilómetro cero de la temporada y en la bella localidad tirolesa dispone de todo lo necesario para llenar el depósito de combustible y regular sus niveles. En ese lento y a veces incómodo proceso de reconstrucción al que deben someterse todos los equipos por estas fechas, siempre hay una persona que interpreta un papel esencial y que acarrea con la responsabilidad de poner a punto al grupo de jugadores que componen una plantilla.

En el caso del conjunto bermellón, buena parte de esa tarea recae sobre los hombros de su preparador físico, Toni Servera, cuyo trabajo será decisivo para el devenir del grupo por el campeonato. El mallorquín ha vuelto a asumir el mando de una pretemporada y ha diseñado un plan a la medida del cuadro insular que debería traducirse en resultados a lo largo del ejercicio. El primer punto a tener en cuenta a la hora de planificar la pretemporada es el lugar en el que se va a llevar a cabo la concentración y en ese sentido Servera lo tiene muy claro.

El de Sant Llorenç es un enamorado de Kössen y sus alrededores porque considera que aquí se dan una serie de circunstancias que serían imposibles de encontrar en Palma durante esta época del año: «Aquí tanto el clima como las instalaciones son perfectos para realizar el trabajo de pretemporada. No hay tanta humedad y eso significa que hay más facilidades para la rehidratación. Utilizamos un bosque muy cercano al hotel para correr porque está prácticamente cubierto de sombra y cuando entra el sol hace que la temperatura sea mucho más agradable para ejercitarse», comenta.