Con trece años, Marcos Baghdatis se benefició de un programa de solidaridad olímpica y se fue a entrenar a París. Dejó su Chipre natal y pasó unos primeros años muy duros. No conocía el idioma, la ciudad, ni tenía ningún amigo. Le costó, pero su facilidad para jugar a tenis provocó que los técnicos le mimaran, En 2003 fue el mejor júnior del mundo tras imponerse en el Open de Australia júnior, siendo además finalista del US Open júnior en 2002 y 2003. Su salto al profesionalismo fue rápido. Ganó tres títulos Future y dos Challenger y se metió en el circuito ATP. Poco se conocía de él cuando a comienzos de temporada se coló en la final del Open de Australia. Perdió ante Roger Federer, pero como él mismo reconoce, su cabeza se convirtió en un globo y se pasó casi cinco meses sin firmar ningún otro resultado destacado.
Tras tomar conciencia de que se había salido del camino, Baghdatis ha vuelto a sorprender tras doblegar a Hewitt y colarse en las semifinales de Wimbledon. Dice que no sabe si está viviendo algo por encima de sus posibilidades o si va a ser la tónica habitual durante su carrera aunque quiere seguir disfrutando del momento. Es el mejor tenista chipriota y ha sido el primero de su país en meterse entre los 100 mejores del mundo. De hecho, va a salir de Wimbledon como top ten. Considera que su mejor golpe es la derecha y dice que en la superficie que se siente más cómodo es la pista dura. En su único enfrentamiento con Rafael Nadal, precisamente sobre la pista dura del Masters Series de Indian Wells, el mallorquín se impuso por 7-5 y 6-0 en cuartos. Hoy se verán las caras en semifinales de Wimbledon. Será un partido muy distinto.
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