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El deporte no tiene porqué ser siempre injusto. Después de quedarse a cinco puntos de lograr el ascenso el pasado sábado, el voleibol le ha concedido una segunda oportunidad al Grupo Jiménez Alaró. El equipo mallorquín tiene un pie y medio en la Superliga Femenina. Las deudas del Àvila y la tercera posición lograda en el play off le sitúan en la máxima categoría nacional. Una situación que va a hacer cambiar por completo el club. Jaime Navarro tiene que resolver un sinfín de incógnitas: pabellón, patrocinadores, entrenador y jugadoras. Por el momento la prioridad se llama Maurizia Cacciatori.El Club Voleibol Alaró no ha podido crecer más deprisa. Impulsado por la ayuda de un patrocinador espléndido (Grupo Jiménez) y dirigido por Ernesto Rodríguez, sin duda el mejor técnico mallorquín, Jaime Navarro y su junta han visto como un equipo diseñado para las chicas del pueblo se ha convertido en una referencia nacional. De Primera División a Superliga en dos años. Dicho y hecho. Su presencia en la Superliga Femenina no se confirmará hasta dentro de un mes cuando finalice el plazo otorgado por la Federación Española, pero ya es una realidad. El Àvila tiene demasiadas deudas -tiene un débito de 150.000 euros y no tiene recursos para diseñar al nuevo equipo- y se ha encontrado en un callejón sin salida. No va a poder salir la próxima temporada y en los próximos días va a tener que renunciar a su plaza.

Los patrocinadores no son una preocupación porque parece que está todo bien encaminado (especialmente con la llegada de Cacciatori) y uno de los temas más difíciles será convencer a Ernesto Rodríguez para que no acepte ninguna de las ofertas (cinco, tres españolas y dos extranjeras) que tiene sobre la mesa. Respecto a las jugadoras, el club no quiere dar ningún paso hasta que haya cerrado la contratación del técnico, aunque sus deseos y los de Maurizia Cacciatori son los mismos, por lo que la italiana se convertirá en el pilar del nuevo grupo. Para hacer un equipo competitivo el Alaró deberá reunir en torno a los 700.000 euros. La prioridad de la directiva en los próximos días será precisamente terminar de concretar los acuerdos para alcanzar esta cifra y bloquear los intentos de otros clubes de intentar acceder a la plaza del Àvila. Hay un equipo valenciano muy interesado en comprar la plaza, aunque es evidente que el conjunto balear no va a dejar que su sueño de estar en Superliga se escape.

Según las normas, el tercer clasificado del play off de ascenso a Superliga ocupa la plaza del primer club que renuncie a la máxima categoría del voleibol nacional. El Grupo Jiménez Alaró obtendría un lugar que estuvo a punto de ganarse el pasado sábado cuando dominaba dos sets a uno al San Sebastián de los Reyes y ganaba 20-18 en el cuarto set. Perder ese parcial le hizo quedarse sin pasaporte para Superliga, aunque la fortuna no ha tardado en colocarle en un lugar que merecía después de la excelente temporada que habían firmado. Estar en Superliga va a hacer que el Alaró tenga que resolver en un corto plazo varios temas. La prioridad es el pabellón. La Federación Española no le va a permitir jugar en la actual pista del pueblo y construir una nueva instalación va a ser tremendamente complicado. El Ajuntament no parece tener capacidad para hacer la obra en poco más de tres meses y difícilmente el Govern aceptará realizar el pabellón como hizo con el Menorca Bàsquet. Es por eso, que se va a plantear la opción de trasladar al equipo a Palma. Tanto el Germans Escalas como Son Moix cumplen con las exigencias y Cort no pondría impedimentos para ceder sus instalaciones.