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Fernando Fernández
Ganar o ganar. Este es el plan de vuelo que tienen fijado Drac Inca y Palma Aqua Mágica de cara al segundo partido de los cuartos de final de la LEB. Las series de ascenso llegan a un punto clave para conocer el futuro más inmediato de algunos de sus aspirantes y para los mallorquines, otra derrota supondría decir adiós a un elevado porcentaje de opciones de seguir soñando con alcanzar la ACB. Para los de es Raiguer es más incómoda la situación. Cedieron en factor pista y el Bruesa tiene una ocasión única para asestar un golpe letal a los gualdinegros después de invertir el sino del cruce (70-79). El coste de esa derrota ha sido elevado para el Drac. Rod Brown se perderá lo que resta de temporada al sufrir una fractura en el radio del brazo izquierdo, por lo que la responsabilidad en la dirección del juego recaerá sobre durante buena parte de las series en el mallorquín Joan Riera.

Además del 0-1 en la serie, las prestaciones de algunos puntales del vestuario inquense dejaron mucho que desear. Antonio Reynolds, Anthony Stacey -recién salido de una lesión- o un Jan Jagla que fue enviado a la ducha por el entrenador y que deberá atenerse a una sanción económica fijada por el reglamento interno del club, deberán mejorar sus números para equilibrar un cruce extremadamente equilibrado. No en vano, el Bruesa es uno de los equipos que más apuros ha creado al Drac Inca a lo largo de la competición regular. Del desenlace del cruce tendrán mucho que decir por parte del grupo de Fisac los Uriz, Smith o Doblas, culpables en buena medida del inesperado tropiezo balear en el estreno de una serie que ya se definió como peligrosa. La mayor profundidad de la plantilla inquense juega a su favor, sin dejar de lado el concurso de un Marc Blanch que se ha destapado. En contra, la incertidumbre que rodea al estado de forma de algunos de sus integrantes y la respuesta del bloque sin Brown en pista.

Sea como fuere, el Drac se exige una victoria balsámica y que les meta de nuevo en la serie, pues viajar con un 0-2 a San Sebastián y tras el precedente del pasado curso (Hospitalet) no invita precisamente al optimismo, más cuando la cancha vasca es todo un fortín en el que se han sustentado los hombres de Porfirio Fisac. Otro de los interrogantes que rodea al choque es la respuesta de la hinchada. La inquense ha sido de las más fieles de la LEB, aunque el viernes las gradas del Palau no registraron el lleno que la ocasión merecía. Por ello, la entidad hace un nuevo llamamiento a sus incondicionales para que pueblen las tribunas y hagan sentir al Bruesa lo que es el «Infierno» de Inca.