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El Real Mallorca afronta el tramo final de la temporada atrapado en el atasco que se ha producido en el vagón de cola. Los hombres de Gregorio Manzano mantienen una mínima ventaja sobre los puestos de descenso, pero sobre el papel cuentan con la ventaja del factor campo. Y es que a falta de seis jornadas para que el curso baje el telón los bermellones disputarán cuatro partidos en el estadio de Son Moix.

Tras arañar un punto en su visita a Bilbao, los rojillos quieren multiplicar el valor del empate en los dos próximos encuentros que disputarán en Palma. El enfrentamiento ante el Alavés de Dimitry Piterman se presume decisivo al ser el más inmediato y el que le enfrenta al rival más directo posible, pero posteriormente será el Osasuna el que ponga a prueba las posibilidades de salvación de un Mallorca cuyas esperanzas pasan por amarrar los puntos que se pongan en liza en la capital balear.

Los dos partidos consecutivos que los bermellones disputarán como locales precisarán del respaldo de la afición y marcarán un punto de inflexión en las necesidades de los isleños. Y es que el Mallorca, que deberá estar pendiente de los transistores para conocer los resultados de sus rivales director en la carrera por la permanencia, se juega la permanencia en casa, pero tampoco puede dar por perdidos dos desplazamientos que se antojan muy complicados. Después de verse las caras con Alavés y Osasuna los bermellones se medirán a uno de los ex equipos de Gregorio Manzano, el Atlético de Madrid, que apurará sus opciones de clasificarse para uno de los puestos que dan acceso a jugar en el Viejo Continente la próxima temporada.

Tras cruzarse con los hombres de Pepe Murcia, el Mallorca volverá a Son Moix para enfrentarse a un Valencia metido de lleno en la lucha por la segunda plaza que permite jugar la Liga de Campeones sin tener que pasar por la previa.

El Betis será el último escollo de los jugadores rojillos a domicilio, pero posteriormente el papel de la hinchada mallorquinista volverá a ser fundamental en el último capítulo de la campaña 2005-06, puesto que la última jornada tendrá como escenario el estadio municipal. El Mallorca recibirá al Real Zaragoza en el último partido cerrando el ciclo de cuatro de los seis partidos que los bermellones disputarán en Palma y que pondrá el punto y final a una campaña en la que los conjuntos inmersos en la carrera por la salvación todavía no han determinado en número de puntos que garantizará la permanencia.