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Ya no hay dudas. El Atlètic Balears ha recorrido un buen tramo del túnel y ve la luz con claridad. Lleva un buen puñado de meses alejado de su hábitat natural, pero ya tiene claro que es equipo de Tercera. Sólo tres puntos distancian al club blanquiazul de la tierra prometida, que habrá convertido en efímero su doloroso tránsito por Preferente. Hace unas semanas, Damià Estelrich prometió a sus futbolistas una generosa prima por consumar el objetivo (9.000 euros) y el presidente tendrá que rascarse el bolsillo.

Con una ventaja de 15 puntos sobre el segundo clasificado -el Alcúdia-, el Atlètic Balears lleva camino de firmar una hoja de servicios extraordinaria. Ha ganado 24 de los 32 partidos que ha disputado y puede entonar el alirón con todavía 7 jornadas por delante. El domingo juega en Cala Millor y la cita está marcada en rojo. «Sería bonito poderlo celebrarlo en el Estadi Balear, pero no queremos aplazar las cosas e intentaremos ganar al Badía», subraya Damià Estelrich, que ya tiene claras las coordenadas sobre las que se moverá «su» Atlètic la próxima temporada. «Nuestro proyecto es ambicioso y tenemos la obligación de competir en Tercera con un equipo competitivo, pero en fútbol hay que tener paciencia e intervienen muchos factores».

Toni Amor, el técnico del ascenso, tiene su continuidad asegurada y será una de las grande referencias del nuevo proyecto blanquiazul, en el que seguirá involucrado el empresario alemán Matthias Kühn. «Nuestro regreso a Tercera División obedece al trabajo del director deportivo (Martín Vences), el cuerpo técnico y los jugadores, pero también al orden y la disciplina», asegura Estelrich. «La seriedad es imprescindible para que las cosas salgan bien y creo que este año lo hemos conseguido en todos los ámbitos del club».