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Àngel Colino ya manda. El extremeño recogió el testigo de Mario Palma a primera hora de la mañana de ayer y tiene como meta clasificar al Aqua Mágica para las series de ascenso. Restan cinco jornadas para el cierre del curso regular y tres triunfos darían el billete para los «playoffs» a los de Ciutat. Tenerife, Gijón, CAI, Calpe y Drac Inca serán sus escollos a la hora de romper la peor racha de la liga. Nueve derrotas consecutivas que les han apartado de las ocho primeras plazas por primera vez en la presente campaña y han encendido las luces de alarma, pues la meta fijada por la entidad presidida por Miquel Ramis se difumina, aunque el club no arroja la toalla pues las opciones están presentes. Y pasan por ganar al Tenerife, un rival directo que tiene a Eloy Doce como enemigo más peligroso. El hasta hace poco más de un mes entrenador del Palma es ahora segundo de Jareño y sabe perfectamente cuáles son las virtudes y los defectos del cuadro azulado, pues buena parte de la plantilla fue fichada el pasado verano por el asturiano.

Variar la mentalidad del grupo es una premisa básica para el escolta catalán, quien reconoce que «es más un problema mental. No sabemos qué pasa en los últimos minutos, pero esto se tiene que arreglar con una victoria. Ha costado asimilar los cambios, pero calidad hay», prosiguió. El hecho de topar con Eloy Doce en un partido determinante «es un problema añadido, él nos conoce como nadie», aunque recuerda que «no podemos obsesionarnos con todo lo que sea más adelante del viernes». Las lesiones respetan al Aqua Mágica, que vivirá el estreno de Àngel Colino al frente de un banquillo profesional. Y ante el que se sido su maestro cerca de una temporada.

Colino ha pedido implicación al vestuario. «A Tenerife hay que morir», afirmaba ante un grupo que ha recibido de buen grado al nuevo inquilino del banquillo de Son Moix. No en vano, era el enlace entre el entrenador y la plantilla, con la que mantiene una fluida relación que se refleja en el ambiente que reina en los entrenamientos. «No hay tiempo para cambiar las cosas, pero hablando lo arreglaremos todo. No somos tan malos como cuando éramos primeros, pero de todo se aprende», admitía Pep Pacreu, uno de los pesos pesados del vestuario, quien reconocía que «estas situaciones te hacen más fuerte».