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El 48 no va a pasar inadvertido. 2006 es su año y él es el primero que es consciente de que se le presenta una ocasión histórica. Aprilia le ha elegido como piloto de referencia y Jorge Lorenzo quiere estar a la altura de la factoría que en su día lanzó a Melandri o Rossi. En la que será su quinta temporada en el Mundial de velocidad, el balear es el gran aspirante al título, el rival a batir por todos. Su progresión en la recta final del pasado curso fue la única alternativa válida a Dani Pedrosa y la de 2006 tiene que ser la temporada que le consagre como uno de los mejores de todos los tiempos.

Conserva el pilotaje agresivo y que engancha a los aficionados que cada vez más le aclaman y reclaman en epaddock y desde las tribunas. Jerez, el mismo escenario que hace poco menos de cuatro años le vio estrenarse en el Campeonato del Mundo de la mano de Derbi y en el octavo de litro, será el primer test, la escala inicial de un camino que debe concluir el 29 de octubre en Cheste. Y con Jorge posando para la foto de los tres campeones.

Las sensaciones no pueden ser mejores. La pretemporada le ha dejado como el más veloz. En los IRTA, dejó sin capacidad de respuesta al resto de las máquinas con el sello de la fábrica Noale y, por encima de todo, a las Honda. Los ingenieros nipones se han visto desbordados por la irrupción de «Huracán» Lorenzo, que en su segunda incursión sobre una moto de 250 centímetros cúbicos quiere hacerse más grande todavía.