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Siete partidos y 128 días. Ese es el tiempo que el Palma Aqua Mágica acumula sin saber lo que es una victoria lejos de Son Moix. Fue el pasado 28 de octubre de 2005, en la cancha del Ciudad de Huelva cuando el bloque, por entonces dirigido por Eloy Doce, ponía freno a una dinámica espectacular como visitante. Los de Ciutat ganaban al Ciudad de Huelva en el Palacio de los Deportes (64-72) en pleno «Caso Torres» y con un Robert Battle enorme (22 puntos y 11 rebotes).

Desde ese momento, el Palma no volvió a ser el mismo cuando cruzaba en charco. Las visitas a Son Moix de Lleida (79-59) y La Palma (78-62) equilibraban la balanza en favor de los azulados, que no se movían del vagón de primera clase. Mientras se cocinaba el fichaje de Maras, llegó el primer aviso. Fue en la cancha de un viejo conocido. El Hospitalet volvía a ganarles la partida (76-63) y ponía una fita que hasta el día de hoy sigue inalterable. Terrel y compañía no se apiadaban de un Palma que empezaba a mostrar carencias a nivel táctico, pero que se mantenía firme gracias a la calidad de su plantilla.

La normalidad regresó ante el Plasencia (61-56) y Son Moix seguía siendo el fortín de la LEB. Nadie podía ganar allí y esa dinámica seguía siendo el gran aval deportivo del proyecto encabezado por Miquel Ramis. Tarragona y Gijón, en el transito entre los meses de noviembre y diciembre, evidenciaron que algo no funcionaba. Que el Palma se atascaba fuera de la isla y no era cuestión de errores a pequeña escala. Del Tio (22 puntos) dejaba en nada el recital de Maras (15 puntos) y uno de los más modestos de la liga se permitía la licencia de pasar el rodillo sobre la auténtica sensación de la LEB.