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Eplan Manzano sigue adelante. Después de reactivar los sentidos de la plantilla y corregir el rumbo del Mallorca en el campeonato el técnico jienense ha trazado un nuevo plan para que su equipo abandone definitivamente las mazmorras de la Liga. El andaluz quiere aprovechar la corriente positiva que se ha generado en torno al grupo tras la victoria sobre el Málaga (0-2) y ha recurrido a la convivencia con la intención de reforzar los muros del vestuario. Por eso los 24 futbolistas del plantel rojillo se concentraron ayer en el hotel Melià de Mar de Illetes para preparar el inminente choque frente al Madrid y de paso, mejorar todos los aspectos que tienen que ver con el estado anímico de la caseta.

Allí permanecerán hasta horas antes del partido y entre entrenamientos, charlas y sesiones de video tratarán de incrementar sus niveles de autoestima para aproximarse al gran objetivo de la temporada: la permanencia. El Mallorca se ha decantado por la terapia de grupo para seguir progresando, sobre todo después del terremoto vivido la semana pasada con la dimisión de Héctor Cúper y la posterior llegada de Manzano. La salida del técnico argentino marcó un punto de inflexión en la vida del equipo, que trata de adaptarse lo más rapidamente posible a los acontecimientos para no seguir perdiendo terreno.

El relevo del banquillo sacudió los cimientos del plantel, que en sólo unas horas tuvo que formatear su disco duro y aprenderse las nuevas coordenadas del proyecto. Pese a que la llegada de Manzano se tradujo rapidamente en resultados, el de Bailén ha querido estrechar lazos con los jugadores y conocer en profundidad el estado de salud del grupo. El técnico está convencido de que la concentración tendrá efectos muy positivos a medio plazo y de que la mejoría se trasladará en breve a la tabla clasificatoria.