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Juan Ramón López Caro (Lebrija, 1963) y Pau Albertí (Banyalbufar, 1957) asumirán a partir de hoy el reto más importante de su carrera deportiva. Ninguno de los dos podía imaginar que el vestuario del Real Madrid estaría bajo sus órdenes cuando trabajaron por primera vez juntos en el Mallorca B en las temporadas 99-00 y 00-01, pero hoy tomarán la alternativa para tratar de recuperar una nave que navega a la deriva. El pasado mes de junio Pau Albertí recibió la llamada de Juan Ramón López para mudarse a la Ciudad Deportiva de Las Rozas para hacerse cargo de la parcela física del filial madridista. El técnico sevillano compartió muchas horas de entrenamiento con el mallorquín en la factoría de talentos de la Isla y el tándem que formaron está en el buen camino para reeditarse en Primera.

Albertí, que se inició en el Manacor y se erigió en el responsable de la preparación física del Real Mallorca en los ochenta y noventa, pasó al filial dirigido por López en la 99-00, un curso en el que acariciaron su participación en la liguilla de ascenso a la división de plata mientras los valores de la cantera se ejercitaban a caballo entre el Príncipes de España, el Lluís Sitjar e incluso el Miquel Nadal. Los dos cumplieron con nota y la directiva volvió a apostar por ellos en una campaña 00-01 en la que en el mes de julio se estrenaron en la Copa Intertoto ante el Ceahlaul Piatra Neamt y finalizaron séptimos en el grupo tercero de Segunda B.

Tras un bienio satisfactorio, López Caro puso rumbo a Madrid para hacerse cargo del filial blanco, mientras, Albertí trató de poner en forma a ArieChupa López y otros jugadores del grupo dirigido aquella campaña por Mario Gómez primero y Fernando Vázquez después. El de Lebrija merodeó la zona noble de Segunda B hasta que consiguió el anhelado ascenso fruto de la insistencia y Albertí, que se hizo cargo de la preparación física del San Francisco en la División de Honor juvenil, fue escogido para sacar el máximo provecho de los Soldado, Balboa, Arbeloa y compañía. Desde Valdebebas el tándem ha situado al Real Madrid Castilla en la zona cómoda de la tabla, pero ahora dan el salto a una nueva dimensión en la que mantendrán los recuerdos de la Isla para tener los pies en el suelo.