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Después de haber protagonizado la primera gran gesta de la temporada, el Drac Inca clama venganza en su visita a un viejo conocido. El Hospitalet, su verdugo en las pasadas series de ascenso, se cruza de nuevo en el camino de los gualdinegros. Esta vez en una categoría superior y con caras conocidas en el grupo de Mateu Rubio. Adrián Boccia cambia de bando y es una de las muchas amenazas que ofrece el vigente campeón de la LEB-2, con una serie de 7-0 en los playoffs que dejó sin argumentos tanto a Drac Inca como al otrora Alcúdia -ahora Palma Aqua Mágica- en la gran final.

Con una buena dosis de crédito en sus maletas (79-77 ante La Palma), la plantilla viaja hoy mismo hasta Hospitalet para buscar continuidad (18 horas) y dar un paso al frente. Un segundo triunfo permitiría encarar el futuro más inmediato con suficiente margen de maniobra. Pero no será fácil. Las molestias físicas que algunos de los integrantes de la plantilla han ido arrastrando a lo largo de la semana, en especial Marc Blanch, no pasan factura a la hora de desplazarse hasta tierras catalanas, en un partido que lleva consigo una especial motivación para los Alzamora, Riera, Rodríguez y todo el entorno inquense.

No en vano, los de Rubio llegan a su puesta de largo en la LEB ante su hinchada con una derrota en su hoja de servicios. A manos del Calpe de Paco Olmos, los catalanes claudicaron no sin plantear batalla en todo momento (95-88). Haynes y Griffith le ganaron la partida a un Thomas Terrell que sigue siendo el eje sobre el que se vertebra el Hospitalet. El pívot marca las diferencias y todo el juego interior pasa por sus manos. Ya es uno de los mejores de la liga, pero sus 27 puntos y 9 rebotes en cancha alicantina de poco le sirvieron a Mateu Rubio y sus hombres. Pero Terrell no es el único que debe preocupar.