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El fútbol balear ha variado sus hábitos en un nuevo intento de aproximarse a la Segunda división B. Después del primer capítulo de la fase de ascenso a la categoría de bronce, las posibilidades de los equipos baleares permanecen intactas y aunque todos los implicados reconocen las dificultades que implica superar la primera eliminatoria, confían en los noventa minutos que restan por delante para completar un paso al frente que sería histórico.

Los partidos de ida de estas primeras confrontaciones han dejado al Manacor en una posición privilegiada. El conjunto que dirige Tomás Gibert salió con la moral ultrareforzada de su visita al campo del Sant Andreu y el próximo domingo tendrá en su mano una posibilidad única para convertirse en el primer equipo balear que supera una ronda bajo este nuevo formato de play off que se puso en marcha la temporada pasada. La victoria en el feudo catalán (1-2) ha disparado los ánimos en Na Capellera y el club va a poner en marcha una serie de iniciativas para que la afición sea el gran punto de apoyo del equipo en el encuentro más importante del año.

El Sant Andreu era uno de los mejores equipos de la tercera catalana como local y tras lo visto el pasado domingo, las esperanzas de seguir avanzando se han multiplicado de forma sorprendente. Se además da la circunstancia de que el conjunto de Chechu Soldevilla pierde muchos enteros cuando sale del Narcís Sala y eso podría dejarle en una situación muy comprometida. En Manacor son conscientes de ello y van a envolver el partido con un ambiente excepcional a base de aplicar precios populares y movilizar a todos los sectores de población de la ciudad. Se trata de una ocasión única y hay que intentar aprovecharla.

En Inca también se están perfilando los primeros movimientos. El Constància no quiere dejar pasar la oportunidad de acercarse al ansiado ascenso y el escollo del Reus ha dejado de parecer infranqueable porque los de Jaume Bauçà cayeron (1-0), pero lo hicieron dejando una imagen que ha incrementado sus opciones pese a que el rival que tenían delante era, sobre el papel, muy superior a los blanquinegros. Al igual que ha ocurrido con la afición manacorina, la inquense también tiene previsto volcarse con el objetivo de ayudar a su equipo a darle la vuelta a la confrontación y se espera que el Nou Camp vuelva a vivir después de mucho tiempo el ambiente de las grandes ocasiones.

Si algo ha indignado a los inquenses ha sido el arbitraje al que fue sometido el primer equipo de la ciudad el pasado domingo. El triunfo del Reus llegó gracias a un dudoso penalti señalado ya en el tiempo añadido y en el club blanquinegro no están dispuestos a que vivir otra vez este tipo de situaciones.

Paradojicamente, los que parece que van a tenerlo más complicado en la vuelta son los que inauguraron eplay off en casa. El Sporting Mahonés malgastó una renta de dos goles ante el poderoso Hospitalet y cedió un empate (2-2) que le obliga a dar un golpe de efecto en la réplica del próximo fin de semana. El cuadro mahonés demostró que tiene capacidad para complicarle las cosas a los barceloneses, pero deberá mejorar muchos aspectos si quiere seguir adelante. La entidad isleña ha hecho un gran esfuerzo durante toda la temporada para buscar el salto de categoría, pero desde el sorteo sus opciones han ido disminuyendo. Cuenta con un equipo experimentado y saldrá a por la victoria para no entregarse antes de tiempo y eso puede catapultarle hacia un éxito que se antoja complicado.

La Peña Deportiva en cambio, cayó en su terreno de juego ante el Mataró (0-1) y la eliminatoria se le ha puesto muy cuesta arriba. No obstante, el calendario le concederá una última oportunidad para imponer sus argumentos, pero su margen de maniobra es muy estrecho y los ánimos parecen muy oxidados. Su técnico Carlos Simón ya anunció tras el partido que probablemente había dirigido su última función en Santa Eulària y eso denota que la confianza ha quedado reducida a la última expresión. Y es que el once ibicenco no está al nivel del año pasado.