Rafael Nadal festeja el triunfo sobre Sebastien Grosjean. Foto: FRANÇOIS LENOIR

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En el vestuario de los jugadores se ha llegado a la conclusión de que Rafael Nadal está llamado a hacer historia. Los tenistas piensan que su nombre va a estar muy pronto a la altura de los Borg, Wilander, Sampras y compañía. El primer gran resultado del manacorí llegó en la Copa Davis -es el más joven de la historia que ha levantado la Ensaladera-, y en un ambiente más propio de esa competición que de un Grand Slam dio otro argumento a sus seguidores para soñar con la Copa de los Mosqueteros. Se deshizo de Sebastien Grosjean por 6-0 y 6-3 en la reanudación del partido que se había detenido el domingo por la lluvia con 6-3, 3-6 y 3-0. Hoy espera en cuartos de final a David Ferrer. Será en el tercer turno. Sebastien Grosjean había tenido el domingo un comportamiento patético. Tras verse superado en el primer set por 6-4, el francés recurrió a extrañas artimañas para tratar de desconcentrar a Rafael Nadal. En el primer juego del segundo set, el manacorñi lanzó una derecha muy cerca de la línea. Grosjean la devolvió, el punto continuó y terminó cayendo del lado del balear (1-0 y saque). Pero el galo no aceptó la decisión. Marcó una pelota y le dijo al juez de silla que había sido mala. El juez de silla se negó a bajar. Le explicó que tenía claro que había sido buena y que además el punto había continuado, por lo que no podía rectificar su decisión. La insistencia de Grosjean para que bajara el juez de silla y el hecho de hacer entrar al juez árbitro provocó que los silbidos del público detuvieran el partido durante diez minutos. La concentración de Nadal sufrió y en medio de todo ese desorden, el jugador francés sacó tajada y consiguió equilibrar el partido (3-6).

Pero Rafael Nadal siempre responde en momentos de tensión. Cuando las cosas se complican sabe exprimir sus mejores golpes y pese a que el entorno no le favorecía -el público encima y la pista tremendamente lenta- se marchó al vestuario antes del parón por la lluvia con un 3-0 a su favor. Rafael Nadal acostumbra a tener unos primeros juegos explosivos. Muchas veces sorprende a sus rivales en los inicios de los encuentros y ayer fue uno de esos días. En trece minutos finiquitó el tercer set. Dos roturas de servicio le permitieron endosar al francés un contundente 6-0.

El jugador balear se sentía cómodo con la nueva realidad de la pista central. El público de ayer tuvo un mejor comportamiento que el del domingo y su derecha botaba mucho. Grosjean tardó 21 minutos en ganar su primer juego (1-1), y comenzó a arriesgar en busca de golpes ganadores porque desde el fondo de la pista no podía con los pelotazos que lanzaba Nadal.
El tenista francés tuvo su oportunidad en el tercer juego. Con saque de Nadal disfrutó de dos ventajas al resto. El mallorquín las levantó con dos puntos de saque (2-1). Había salvado la situación más complicada del tiempo que duró la reanudación.