Alejandro Campano posa junto a una barca en el Paseo Marítimo. Foto: MONSERRAT

TW
0

En plena ascensión, con las baterías recargadas y el Levante tiritando, el Mallorca se enfrenta hoy a un desafío descomunal en su intento por esquivar la tragedia. Se juega una porción notable de sus opciones de salvación, una meta que se intuía con prismáticos hace apenas una semana y que ahora se divisa en el horizonte. El grupo de Héctor Cúper visita a Osasuna con la autoestima reforzada, siete de los últimos nueve puntos, dos victorias seguidas en la mochila y la obligación de ganar para trasladar toda la presión al Levante, que en ese caso saltaría mañana a Albacete con sólo un punto de ventaja, la distancia más corta desde hace exactamente una vuelta completa (18.00 horas, El Sadar).

Destila el grupo de Cúper las mejores sensaciones de todo el torneo. El partido ante el Espanyol descubrió a un Mallorca irreconocible. Lejos de ser ese bloque obtuso al que le costaba moverse sobre el campo con la clarividencia necesaria para imponer su estilo, ofreció su mejor versión, desplegó un fútbol combinativo que destrozó a su rival y despertó la ilusión. Además, fue capaz de encadenar dos victorias consecutivas por primera vez en la presente temporada. Para añadir más esperanza, el triunfo llegó en una jornada perfecta para los intereses mallorquinistas por la derrota del Levante en casa ante el Málaga. La trascendencia del partido se demuestra en los 150 aficionados que desayunarán esta mañana vestidos de rojillos antes de coger un vuelo chárter con destino a Pamplona. La racha ha despertado a la hinchada de su modorra y el aliento se hará notar hoy en El Sadar.

Las oportunidades se agotan y el Mallorca hipotecará sus opciones si deja pasar de largo la de hoy en un escenario tradicionalmente esquivo, donde jamás ha ganado en Primera División (nueve derrotas y tres empates) aunque capturó medio botín en sus dos últimas visitas y venció dos veces en Segunda. Por ello, esta tarde sólo importa ganar. No importa ni cómo ni cuándo. Poner la brújula rumbo a la salvación no puede esperar más. Han sido nueve meses de sufrimiento y caídas frecuentes. Dobló la rodilla en Santander y en casa ante el Levante, dos directos a la mandíbula que le empujaron al abismo. Pero el Mallorca se ha levantado en las dos últimas semanas. Sus triunfos ante Numancia y Espanyol y el desfallecimiento del Levante -un punto de los últimos 18 posibles- le han acercado al milagro.