Su experiencia como modelo provoca que la atención no se disperse. Su pasado en los medios de comunicación hace que su discurso sea atractivo y ameno. Y su condición de alpinista convierten su historia en una trama apasionante. Araceli Segarra, la primera mujer española que ha alcanzado la cima en el Everest, ofreció ayer en el Club Náutico de Palma dos conferencias en las que relata su experiencia. La deportista catalana, que vive con intensidad cada instante, cuenta con la prudencia como principal virtud. «Mi objetivo siempre es regresar en las mismas condiciones en las que he comenzado». Las conferencias de Araceli Segarra tienen dos guiones claramente diferenciados. Mientras por la mañana ofreció una charla más dura, aunque también atractiva, y enfocada claramente al ámbito empresarial, por la tarde se centró en el ámbito del alpinismo. Su exposición no sólo mira hacia los «8 miles». «No sólo me atraen los 8 miles, me atrae el alpinismo, especialmente todo lo que sea complicado» explica Araceli Segarra. Su perspectiva sobre su ascensión al Everest (era la primera mujer española que lo conseguía) describe perfectamente el caracter de Araceli Segarra. «Al regresar del Everest hubo una gran repercusión. Me gasté la garganta intentando explicar que mi ascensión no aportaba nada al alpinismo porque lo había hecho con oxígeno, con cuerdas y con porteadores. Lo importante era el rodaje de la película-documental en formato IMAX. Para mí el intento anterior, en el que no alcance la cima, era más importante pero no vendía. Muchas veces no encuentro patrocinadores porque me niego a hacer espectáculo, porque me niego a exagerar mis ascensiones».
El próximo objetivo de Araceli Segarra es el Kangchanjunga (8.585 metros), una montaña a la que el Everest sólo supera por 300 metros, y que es más larga y más dura. En su anterior intento se quedó a 500 metros y esta vez quiere convertirse en la segunda mujer (ya tocó techo una británica a comienzos de los noventa) que consigue alcanzar la cima. Araceli Segarra asegura que guarda un gran recuerdo de Mallorca y de su excursión a Sa Fosca. «Era muy joven cuando la hice, pero sin duda que la volvería a hacer». La deportista de Lleida comenzó en el mundo de la espeleología y el barranquismo. También es una enamorada de la escalada deportiva y recuerda que una de las ascensiones en Andalucía la realizó con Ruth Planells, una escaladora mallorquina. Se encuentra cómoda en este deporte y asegura que nunca se ha sentido discriminada por el hecho de ser mujer. «Pertenezco a una generación que ha estudiado en un colegio mixto, una generación en el que ambos sexos están integrados en el deporte. Mi primera ascensión al Himalaya la realice invitada por un grupo de alpinistas formado exclusivamente por hombres. Ellos no se fijaban en si era hombre o mujer sino en la capacidad técnica que tenía para complementar al grupo. Siempre me he sentido una persona más dentro de un grupo que realiza una ascensión».Alpinismo
Reflexiones a 8.846 metros de altura
Araceli Segarra, la primera española que subió el Everest, ofrece una conferencia en Palma
29/01/05 0:00
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