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El año 2004 quedará señalado de manera brillante en la historia del Valencia, que consiguió un triplete para el recuerdo con la consecución de los títulos de la Liga, la Copa de la UEFA e incluso la Supercopa de Europa.

Rafa Benítez rubricó su etapa dorada en el club de Mestalla con un éxito sin parangón, fruto del trabajo de un bloque espectacular por su firmeza, contundencia y eficacia colectiva.

El técnico madrileño dirigió al equipo valencianista hacia el sexto título liguero de su historia, fraguado en su regularidad y en un final de temporada en el que se aprovechó del hundimiento del Real Madrid, tanto que tras estar en clara desventaja se proclamó campeón dos jornadas antes del final del torneo al ganar por 0-2 en el campo del Sevilla.

Pero no contento con ello, el Valencia también se coronó en Europa a través de la Copa de la UEFA, en la que tras acabar en semifinales con el sueño que inició el Villarreal en la Copa Intertoto, se proclamó campeón al imponerse en la final, jugada en Gotemburgo, al Olympique Marsella francés, también por 2-0, con tantos de su mejor referente en ataque, Miguel Àngel Ferrer «Mista», y de Vicente Rodríguez. La gloria no calmó las aguas.

Las rencillas internas en el club fueron muchas y sus turbulencias propiciaron la salida de la entidad de Rafa Benítez, quien a la postre fichó por el Liverpool inglés, y la vuelta del italiano Claudio Ranieri tras su periplo en el Chelsea, amén del cambio en la cúpula directiva.

El Valencia completó el triplete ya a finales de agosto con la Supercopa de Europa, en la que superó al ganador de la Liga de Campeones, el Oporto, por 2-1, con tantos de Baraja y del italiano Marco di Vaio, uno de los refuerzos para la temporada 2004/05.

Sus títulos pueden llegar a eclipsar, en el cómputo global del año, el gran 2004 que ha firmado el Barcelona con su escalada espectacular hacia el subcampeonato en la campaña 2003/2004 y su sólido y mágico liderato en la actual y, en menor medida, el sexto título copero del Zaragoza, logrado en el Olímpico de Montjuic ante el Real Madrid.

Un gol del argentino Luciano Galletti en la prórroga firmó el 3-2 definitivo para el conjunto aragonés, que nunca se arrugó ante las estrellas madridistas, ni siquiera cuando estuvo por detrás en el marcador o se quedó con un hombre menos por la expulsión de Cani.

Esta derrota fue el principio del fin para el Real Madrid del técnico portugués Carlos Queiroz, que, fundido, fue perdiendo la gran ventaja que atesoraba en la Liga y cayó sorprendentemente en los cuartos de final de la Liga de Campeones ante el Mónaco de Fernando Morientes y Ludovic Giuly.

El Deportivo progresó hasta las semifinales del torneo continental y tuvo muy cerca el sueño de su primera final en la Liga de Campeones tras empatar a cero en Oporto, pero un absurdo penalti transformado por el brasileño Derlei significó el 0-1 en Riazor y la eliminación del conjunto de Javier Irureta.

Fue un final de temporada muy triste para el Deportivo, al final tercero en la Liga, y para el Real Madrid, cuarto. El club gallego apostó por la continuidad de Irureta y el que preside Florentino Pérez por el fichaje de José Antonio Camacho, cuya nueva etapa en la Casa Blanca fue algo más que efímera.

El exseleccionador no fue capaz de llevar adelante el proyecto, con lo que dejó paso a García Remón.

Y mientras los 'grandes' se repartían el pastel, con el regreso a Europa de equipos como el Athletic y el Sevilla, el drama del descenso lo vivieron Valladolid, Celta y Murcia, y la alegría festiva del ascenso los modestos Levante, Getafe y Numancia.

La Selección Española volvió a cosechar un nuevo fracaso. En esta ocasión, llegó en la Eurocopa de Portugal.El combinado nacional, que había logrado su clasificación para la fase final al ganar en la repesca a Noruega tras ser segunda de su grupo por detrás de Grecia, no correspondió al respaldo de una afición que se desplazó en masa a territorio luso.

El equipo de Sáez cumplió en el debut con un ajustado triunfo ante Rusia (1-0) con un gol de Juan Carlos Valerón, se complicó la vida con el empate frente a Grecia (1-1) tras adelantarse en el marcador con un tanto de Fernando Morientes y se despidió al perder por 1-0 ante el equipo anfitrión. La prematura despedida de la Euro 2004 de España le costó el cargo a Iñaki Sáez y permitió la para muchos ansiada llegada al banquillo de Luis Aragonés, cuya era tampoco ha comenzado con excesivas alegrías porque el inicio de la fase de clasificación para el Mundial de 2006 se ha complicado con los empates en Bosnia y Lituania y la firmeza mostrada por Serbia y Montenegro.

José Antonio Pascual