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En el fútbol amateur, cualquier detalle que huela a profesionalismo puede significar un gran lujo. Sin embargo, cuando el mismo incluye a dos jugadores que acumulan cientos de kilómetros en la elite, el valor del privilegio se multiplica. Es el caso del Club Deportivo Binissalem, que a la espera de proyectar su mejor versión en el grupo balear de Tercera división, ha querido celebrar sus primeros noventa años de existencia reuniendo en su vestuario a dos antiguos profesionales con una dilatada hoja de servicios. Raúl Pareja León (Palma de Mallorca, 1974) y Pablo José Maqueda Andrés (Barcelona, 1971), han vuelto al balompié insular para integrarse en su vertiente más modesta y de aquí a final de temporada, su presencia en los campos de las Illes iluminará una categoría caracterizada por la falta de iconos y referentes.

En el caso de Raúl Pareja, su fichaje por el Binissalem supone la última parada de un trayecto de ida y vuelta que ha transitado por multitud de estaciones. Formado en las categorías inferiores del Mallorca, el central pasó del equipo sub'19 de la entidad bermellona directamente a la primera plantilla, en la que estuvo instalado hasta 1997, el año del regreso a Primera división. Con el ascenso se le cerraron también las puertas del primer equipo y tuvo que hacer las maletas para buscarse la vida en una aventura que se ha extendido hasta hace tan sólo unos meses. Su primer punto de destino fue la Ciudad Deportiva del Madrid, ya que su primer año alejado de la Isla transcurrió en el filial del equipo blanco. Allí coincidió con jugadores como Dorado, Cambiasso, Rivera o Mista y llegó incluso a vestir la camiseta del primer plantel durante un amistoso. Su periplo en la capital de España, se prolongaría dos años más, porque ingresó en las filas del Leganés para marcharse posteriormente al Orihuela.

Tras comprobar las exigencias del fútbol levantino, Raúl Pareja siguió dando volumen a su curriculum con su primera experiencia internacional, que se forjaría en el seno del Chaves portugués. Desde ahí se desplazó de nuevo a Orihuela y cerró su paso por la Segunda B defendiendo la camiseta del Cartagena.

La vida deportiva de Pablo Maqueda también está salpicada de grandes recuerdos y momentos estelares. El delantero creció como futbolista en los campos de La Masía, fichó por el Oviedo, estuvo a punto de llevar al Mallorca a Primera -su larguero en Vallecas es uno de las jugadas más recordadas por los seguidores-, volvió a la capital asturiana y fue uno de los primeros en atreverse a acceder a las entrañas del fútbol japonés, algo que logró con su fichaje por el Avispa Fukuoka. Volvió a España para colgar las botas tras dos temporadas en el Lleida y hace cuatro años optó por fijar su residencia en Mallorca. Hasta hace bien poco, mataba el gusanillo del fútbol con el Playas Arenal de fútbol de empresas.

Ambos afirman que su motivación sigue activa y coinciden en su visión sobre el vestuario en el que ahora les toca cambiarse. «Era algo que me preocupaba, pero me he llevado una gran impresión de los compañeros», relata Maqueda. Raúl en cambio, añade que «sólo tengo buenas palabras para todos en el equipo, porque desde que estoy aquí me siento como en casa». Binissalem ya puede presumir de su mejor reserva.