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Hace cinco meses el destino situó a Carlos Àngel Roa al borde del abismo, al diagnosticársele un cáncer testicular que hizo temer por su vida. Amparado en el apoyo de los suyos y en una fuerza de voluntad tremenda, hoy El Lechuga puede decir que ha ganado la batalla a esta complicada enfermedad.

Relata la historia de este último medio año con una dosis extraordinaria de serenidad y franqueza. Reconoce que ha sido la experiencia más dura que le ha planteado el destino y asegura que si hoy lo puede contar es porque «alguien ahí arriba me ha echado un cable».

-¿Cómo se siente tras los difíciles momentos que le ha tocado vivir?
-Después de cinco meses de lucha, tras una intervención quirúrgica y la quimioterapia, puedo decir que estoy perfectamente. Afortunadamente el cáncer es historia. Lo que si es cierto es que ha sido la experiencia más complicada que he pasado en mi vida. Sólo la persona que ha pasado por una situación así sabe lo que se sufre, siento que he vuelto a nacer. Volver a sentirse bien es algo maravilloso.

-¿Ha cambiado algo la mentalidad de Carlos Roa a raíz de esta experiencia?
-Uno toma más conciencia de las pequeñas cosas de la vida, de las que verdaderamente te hacen feliz. Ahora disfruto más con cada momento, me he dado cuenta que no vale la pena obsesionarse tanto con el trabajo, con el fútbol. Siempre he sido muy exigente conmigo mismo, he dedicado mucho tiempo a la portería y ahora veo que eso no es lo adecuado. Hay que ser profesional, pero sin olvidar la vida que hay fuera del campo de juego. He comprobado que a veces te obsesionas tanto con eso que no prestas la atención que debes a los tuyos. Ahora disfruto más cada instante que paso con mis niñas y con mi mujer; son lo más importante de mi vida. Tengo que dar gracias a Dios por esta oportunidad que me ha brindado.

-¿Qué sintió en el momento que le confirmaron que padecía cáncer?
-Piensas, la pucha, cáncer, qué voy a hacer. Además en un primer momento se pensó que el problema era más serio de lo que ha sido, que sería difícil atajarlo y lo pasé francamente mal, fue duro de digerir. Por suerte, a posteriori no fue así, los médicos hicieron un trabajo bárbaro y conté con la intervención divina, porque sin una mano de arriba que te ayude no llegas. Y en este caso me dieron otra oportunidad de arriba. Ahora quiero seguir disfrutando del fútbol hasta que Dios me diga basta, entonces daré una paso a un lado y me retiraré.

-¿Llegó a pensar en arrojar la toalla?
-Piensas por qué a mí, lo que se preguntaría cualquiera. Pero nunca se me pasó por la cabeza bajar los brazos. Y por mucho que le des vueltas no le encuentras explicación, lo único que puedes hacer es mirar hacia adelante y pelear. Amargarse y pensar en ello no sirve de nada. Las cosas, buenas y malas, cuando vienen de Dios tienes que aceptarlas con la cabeza alta.

-¿A qué se aferra uno ante una situación de este calibre?
-Al inmenso cariño y a las ganas de vivir que me ha inculcado mi gente. En estos momentos soy extremadamente feliz y fundamentalme me siento así por mi familia. Ellos han estado a mi lado más que nunca y son los que me han animado a proseguir. También ha sido impresionante el cariño que he recibido por parte de los amigos, incluso de personas que no me conocen y que me han hecho llegar su apoyo. No he parado de recibir mensajes de gente a la que no conozco y que se ha molestado en mandarme sus muestras de afecto para empujarme en esta lucha. Me ha sorprendido muchísimo y lo agradezco enormemente. Todo eso te hace ver que vale la pena seguir ahí en la brecha.

-¿Qué mensaje lanzaría a aquellas personas que puedan estar pasando por un trance similar al que le ha tocado padecer a usted?
-Creer en algo y aferrarse a ello. En mi caso, yo soy cristiano y tengo una fe ciega en Dios y siempre he tratado de llevar una vida ordenada y consecuente con esas premisas. Y en unos momentos como estos esa fe ha sido básica para salir adelante. Eso y luchar, no rendirse nunca y saber que más allá hay alguien arriba escuchando y que te va a ayudar a salir adelante.

-¿Por dónde pasa ahora su futuro profesional?
-Ahora mismo me estoy dejando el alma para ponerme a tope para cuando se abra el mercado de fichajes. Tras cinco meses alejado de las canchas, mi objetivo es conectarme de nuevo al mundo del fútbol. Creo que todavía me quedan tres o cuatro años al más alto nivel y quiero aprovecharlos. Si se presenta la opción, me gustaría continuar acá en España, pero no estaré supeditado a ello, iré al equipo que me quiera, incluso no descarto la posibilidad de regresar al fútbol argentino. No obstante, yo tengo la vida armada en Mallorca y por comodidad familiar lo ideal sería continuar en la Liga.

-¿Es una quimera pensar en su regreso al Mallorca?
-Sería bárbaro que me llamaran, sería la felicidad máxima, pero para ello se tendrían que producir un cúmulo de coincidencias muy complicadas. Pero bueno, en fútbol nunca se puede asegurar nada.