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Tal vez no se trate unicamente de Héctor Cúper, pero la afición del Mallorca necesita urgentemente un estímulo. Más que nada, porque si hay algo más preocupante que la dinámica que ha tomado el equipo ultimamente eso es el divorcio que existe entre la grada y la plantilla. El conjunto bermellón no levanta cabeza y eso se traduce en una afluencia de público que se estrecha a medida que avanzan las jornadas. Sin el golpe de efecto adecuado el proyecto corre el peligro de romperse por el lugar menos apropiado y eso sólo puede reportar consecuencias negativas para la SAD mallorquina.

Una tarde más, el nivel de afluencia de espectadores siguió descendiendo y alcanzó un punto alarmante en el que probablemente hayan influido muchos factores. En cualquier caso, lo grave es que parece que la hinchada empieza a mostrarse indiferente, al menos en lo que se refiere a su presencia en el campo.

Aún así, los pocos seguidores que se acercaron al estadio confiaban en el cambio de rumbo justo antes de que el balón se pusiera en funcionamiento. La destitución de Floro, la llegada de Bestard, el triunfo en Vallecas y sobre todo, la posible vuelta de Héctor Cúper, eran los grandes reclamos de una afición que empieza estar preocupada. Sólo el regreso del técnico argentino parece contentar e ilusionar a la masa social rojilla.

De hecho, los seguidores ya se han acostumbrado a vivir sin ver ganar a su equipo en casa. Tal vez por eso no sorprendió demasiado que se adelantara el Racing cuando sólo se habían jugado dos minutos de partido. Aún así, el gol se entendió como un lance del juego y la grada arropó inicialmente a los de Llompart para intentar llevarlo en volandas. El técnico, que recuperó de nuevo el banquillo local a diferencia de lo que hacía Floro, seguro que esperaba un estadio mucho más entregado en su enésimo regreso al equipo.

Después de muchos minutos sin haber disfrutado de nada interesante, empezaron a sonar los cánticos dirigidos a Héctor Cúper. Volvieron los gritos de apoyo al sudamericano y se escucharon incluso preguntas como «Mateo, ¿dónde está Cúper?», exigiendo a la directiva balear que eche el resto para buscar la contratación del ex técnico del Inter.