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Carlos de Torres|ALMERÍA
La jornada de descanso de ayer en la Vuelta estuvo marcada por el dolor de las heridas y contusiones de Valverde, y también con la esperanza de recuperar para el espectáculo al nuevo ídolo del ciclismo español, quien en condiciones normales disputaría con Roberto Heras un interesante duelo por el triunfo final en Madrid. La Vuelta no pudo descansar a gusto con el subcampeón mundial magullado y con la incertidumbre de su estado físico la víspera de la etapa más dura de la presente edición, en Calar Alto. Las pruebas radiológicas arrojaron optimismo, no hay fracturas, las heridas son curables, y el ánimo levantó la aguja muchos enteros. Tan sólo el tendón rotuliano coloca la incógnita en sus prestaciones.

Valverde se convirtió en pocas horas en un ídolo nacional, en un referencia de esas historias épicas que tanto gustan en este deporte. Una caída espectacular, un calvario hasta la meta, detalles de solidaridad del pelotón y superación del dolor infinito. La afición no puede pedir más ante el pundonor de la nueva joya española, castigada por el destino en su tierra. Las próximas etapas de la carrera marcaran el desenlace final de la ronda española. La etapa de hoy en Calar Alto, con un ascenso de 22 kms y pendiente media del 5,7 por ciento en medio del previsible calor y la cronoescalada del domingo en Sierra Nevada, serán los jueces. Ahora sólo falta por el bien de la Vuelta y de los aficionados que la salud le permita a Valverde tratar de tú a tú a Heras, quien destila un buen tono.

La etapa de hoy se antoja determinante con el ascenso por dos veces al inédito puerto de Calar Alto, en Almería, una jornada corta de 145 kms con grandes alicientes. En el km 45 se presenta el ascenso al Alto de Velefique (1a), con 1.830 metros de altitud. Después del primer paso por Calor por la vertiente de Bacares para terminar con la ascensión más dura a la cumbre de Calar Alto, donde se encuentra el Observatorio Astronómico almeriense a 2.120 metros de altitud.