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Carlos de Torres|CASTELLÓN
El español Óscar Freire se reencontró con la victoria en la sexta etapa de la Vuelta, disputada entre Benicarló y Castellón, y reforzó la moral a menos de un mes del Mundial de Verona, ciudad que le cambió la vida al obtener el maillot arcoiris por vez primera en 1999, en una jornada en la que Manuel Beltrán conservó el jersey de líder. Freire, doble campeón del mundo (1999 y 2001) y aspirante al tercer entorchado, recuperó la sonrisa después de que el italiano Petacchi monopolizará las llegadas masivas y al fin se impuso en un alarde de fuerza y experiencia, ya que una vez más se encontró sin equipo a la hora de lanzar el esprint. Tomó la rueda de Zabel y remató al alemán sobre la línea con un tiempo de 3:48.23, a una media de 41,246 kilómetros por hora.

Si bien el cántabro careció de equipo en la preparación de la llegada, el propio líder del Rabobank fue justo al reconocer que todos sus compañeros fueron los protagonistas a la hora de echar abajo la escapada del día y posteriormente de acelerar la marcha cuando Petacchi se descolgó. Este puerto fue el escenario tanto de la selección definitiva como del hundimiento del campeón del mundo Igor Astarloa, del vasco Haimar Zubeldia y del kazajo Vinokurov. En ese verde monte castellonense se supo que Freire y Zabel buscarían la gloria que había monopolizado el líder del Fassa Bortolo.

Quinto triunfo
Freire, de 28 años, vencedor de la Milán San Remo, obtuvo su quinta victoria de la temporada, la tercera en la Vuelta, y la número 31 de su carrera. Desde la prueba italiana no había aparecido por los podios y las dudas sobre su estado de forma se habían disparado.

En Castellón se colocó como nadie en la recta donde se libran los grandes duelos, y allí sacó sus armas ante «una buena oportunidad», sin el rey del esprint. «Claro que me hacen falta corredores, pero un equipo como el Fassa sólo lo tiene Petacchi. En el Rabobank no sólo se piensa en mí, hay gente joven y hacen lo que pueden. No siempre gana el más fuerte», explicó Freire, quien se quitó un buen peso de encima.

La jornada de resurrección del campeón de Torrelavega no arrojó cambios en la general y Triki Beltrán (US Postal) será rey por más de un día. Lucirá la camiseta dorada hasta Valencia con su amigo estadounidense Landis segundo con idéntico tiempo y el ruso Menchov, del Illes Balears tercero a 4 segundos. Valverde es cuarto y primer favorito y Paco Mancebo, ya líder de la montaña, figura séptimo.

Los encargados de animar la carrera fueron esta vez el italiano Quinziato (Lampre) y el belga Hulsmans (Quick Step). Ambos saltaron en el kilómetro 37 y en el 125 se despidieron de la gloria. Los jovencitos del Rabobank, los que no ayudan a Freire en el esprint, se encargaron de la caza, con ayuda del Cofidis de O'Grady y con los pocos que le quedan al T-Mobile de Zabel.

Con Petacchi alejado, todos volaron a discutir quien sería el encargado de recibir el beso al ganador. Menudo chollo sin el italiano, pensarían ellos. Un grupo de 70 corredores engrosó el esprint, pero sólo uno fue más listo que los demás, Óscar Freire, quien ya se puede ir tranquilo a por su tercer título universal, allí en Verona, donde siendo un desconocido acaparó las portadas. Por cierto, Vinokurov llegó a más de 12 minutos y se retiraron otros dos corredores, Klier y Bertoletti.