La tiradora María Quintanal besa la medalla de plata que consiguió ayer en la modalidad de foso. Foto: MANUEL BRUQUE

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Carmen Menéndez|ATENAS
La española María Quintanal se convirtió ayer en la primera deportista española en lograr una medalla en los Juegos Olímpicos de Atenas, al obtener un total de 84 aciertos en la prueba de tiro olímpico en la modalidad de foso (trap), disputada ayer en el campo de tiro de Markopoulo, en la tercera jornada de los Juegos Olímpicos de Atenas. La vasca, afincada en Las Palmas de Gran Canaria, actual campeona del mundo, cometió 6 fallos en la final, pero la sustanciosa ventaja con la que finalizó la fase clasificatoria le ha permitido mantener la segunda plaza por detrás de la campeona olímpica, la australiana Suzanne Balogh, que logró romper 88 platos, mientras que la coreana Bo Na Lee fue bronce, con 83.

La competición de tiro en la modalidad de foso olímpico cuenta con tres series, en la que las deportistas realizan dos disparos a 25 platos en cada una de ellas, y al término de las mismas se suma el número de platos rotos para determinar la lista de finalistas, reservada a las seis primeras. Las tiradoras disponen de una nueva partida de 25 platos, cuyo resultado suman al número de aciertos con el que pasan a la final. La española, que inició esa ronda última con un fallo en el doble disparo al primero de ellos, enmendó pronto con cinco aciertos consecutivos para mantener la opción a la medalla de plata, reforzada por la privilegiada posición que se había ganado en la serie clasificatoria.

La coreana Bo Na Lee, la peor de las seis finalistas en la previa, donde había roto 60 platos, se mostraba como la más regular en la tanda definitiva, en la que falló su primer plato en el décimo tercer disparo, junto a la estadounidense Whitly López, que no cometió su primer error hasta el siguiente lanzamiento. Aguantó Quintanal con aparente tranquilidad la presión de recortar la distancia hacia un podio, esquivo hasta esta tarde con los deportistas españoles. La tiradora española encarrilaba la gloria del éxito olímpico a medida que transcurría la final y sus adversarias, sobre las que tenía una considerable ventaja aumentaban sus errores.