Bustamante, desolado, abandona la pista al final del partido. Foto: JAUME MOREY

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DRAC INCA 91
OURENSE 93

DRAC INCA (30+16+25+20):Alberto Alzamora (9), Javier Bulfoni (11), Stevie Johnson (14), Matías Ibarra (7), Jesse Young (9), -cinco inicial- Sergio Rodríguez (21), Nkechi Ezugwu (17) y Antonio Bustamante (3).

24 de 40 en tiros de dos puntos, 8 de 24 en triples y 19 de 24 en tiros libres. 35 rebotes (20 defensivos y 15 ofensivos) y 24 faltas personales.

OURENSE (29+21+23+20):Josh Shoemaker (28), Ricky Wright (25), Juanjo Bernabé (11), Sony Vázquez (17), Albert Berenguer (2), -cinco inicial- Stjepan Stazic (2), Juan Blanco (0), Juan Sanguino (8) y Manuel Conde (0).

28 de 47 en tiros de dos puntos, 4 de 15 en triples y 25 de 32 en tiros libres. 31 rebotes (18 defensivos y 13 ofensivos) y 20 faltas personales.

Àrbitros:Afonso (Canarias) y Pagán (Cataluña). Eliminaron por cinco faltas personales a Ezugwu (Minuto 37) y Alzamora (Minuto 39). Además, señalaron falta antideportiva a Sergio Rodríguez.

Incidencias:Más de 3.500 personas presenciaron en directo el encuentro en el Palau d'Esports. El president del Govern, Jaume Matas, acudió al palco.

Fernando Fernández

Parecía la jugada perfecta. Drac Inca tenía la posesión y Bustamante subía la pelota. Empate a 91 en el electrónico y cinco segundos para el final. Pero Wright se interpuso entre las ilusiones de las miles de personas que llenaron el Palau. Su robo de balón invirtió el sino de la historia de nuestro baloncesto y los tiros libres que anotó (91-93) ponían punto y final a un ciclo bañado en plata. Drac Inca y Ourense cerraron el «play out» con el equilibrio como principal argumento. Pero la balanza cayó del lado gallego por uno de esos pequeños detalles que podían decantar un cruce a vida o muerte que llegó a sus máximas consecuencias.

La intensidad vivida durante los cuarenta minutos delataba lo mucho que había en juego. Shoemaker y Wright fueron una pesadilla para el juego interior inquense. Para colmo, Young se cargaba de faltas demasiado pronto y los triples, la principal arma balear en la serie, no entraban. Las alternativas eran constantes y nadie se lograba despegar. Mientras Shoemaker seguía haciendo de las suyas, Bernabé marcaba el ritmo y Àngel Navarro ganaba la partida en la pizarra. Una de las pocas licencias que se permitió el Drac Inca llegó de la mano de un Ezugwu irregular. Sony Vázquez secaba por completo a Bulfoni y el equipo lo notaba. A Sergio Rodríguez le costó entrar en juego, pero cuando su muñeca se calentó, el Inca vivió momentos de ilusión.

Las lagunas en el rebote defensivo y el ofrecimiento de segundas opciones al Ourense impidió que el Drac pudiera jugar como le gusta en casa, manejando amplias rentas. Un parcial de salida en el segundo cuarto de 0-6 metía el miedo en el cuerpo a los mallorquines (33-35), pero entonces emergió la figura de Ezugwu para mantener viva la esperanza, siempre con el permiso de un Wright omnipresente merced a la carga de faltas de su inseparable compañero en la pintura.

Al filo del descanso, el Drac Inca se veía abajo, pero el paso por el vestuario nos ofreció a un nuevo Bulfoni. Escoltado por Rodríguez, se encargó de poner en pie a la grada. La cuarta de Berenguer generaba el caos en un Ourense que por fases se vio fuera de la contienda y de la LEB. Nuevamente, la muñeca de Sergio Rodríguez ponía contra las cuerdas a los de Navarro (66-61 a 14:03 para el final). Fue un mero espejismo, porque la entrada a pista de Shoemaker devolvió la vida al Ourense. Más cuando una antideportiva sobre Sergio Rodríguez hizo pensar lo peor en la última acción del tercer cuarto.

Los diez minutos más determinantes del curso se presentaban abiertos, sin pronóstico cierto y con Shoemaker en plan estrella. El estadounidense sacó de sus casillas al Inca y encendió la luz de alarma (73-79). Un parcial de 7-0 devolvió el equilibrio. El Inca vio la luz a 1:14 con un robo de Johnson (90-88), pero la tensión pudo con Stevie, que falló desde la línea de tiros libres (91-88) y con Bustamante, que tuvo en sus manos la pelota de la eliminatoria y vio con impotencia como Wright frustraba el objetivo que adquirió forma tras un cuarto encuentro para la esperanza. Todo lo demás ya es parte del pasado.