Juan Carlos Valerón y Walter Pandiani se lamentan tras fallar una ocasión de gol. Foto: LAVANDEIRA JR/EFE

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Oporto 1

DEPORTIVO: Molina; Manuel Pablo, César, Naybet, Romero; Sergio, Duscher; Víctor, Valerón, Luque; y Pandiani.
Cambios: Tristán por Sergio, Fran por Luque y Scaloni por Víctor.

OPORTO:Baía; Ferreira; Costa, Carvalho, Nuno Valente; Costinha; Mendes, Deco, Maniche; Carlos Alberto y Derlei.
Cambios: McCarthy por Derlei, Pedro Emanuel por Carlos Alberto y Bosingwa por Mendes.

Arbitro: Pierluigi Collina (ITA). Expulsó por doble amonestación al deportivista Nourredine Naybet (m.70). Asimismo, amonestó a Carlos Alberto (m.33) y a Mendes (m.80), del Oporto; y a Tristán (m.90), por parte local.

Gol:
0-1, minuto 60, Derlei, de penalti.

Carlos Alberto Fernández|A CORUÑA

El Deportivo no pudo completar su página más hermosa en la Liga de Campeones tras perder por la mínima frente al Oporto ante su público y quedar apeado de la final de Gelsenkirchen del próximo día 26 de mayo, en la que estará el equipo portugués. El Oporto se impuso merced a un penalti transformado por el brasileño Derlei, cuya alineación no se esperaba el entrenador deportivista, a los sesenta minutos de partido, y logró así el pase a la final de la máxima competición continental por segunda vez en toda su historia.

El Deportivo intentó remontar el choque, Irureta se decantó por arriesgar y sacar a un segundo punta, pero poco después se quedaba con diez jugadores por la expulsión de Naybet, y la hazaña no se produjo esta vez. Se presumía un partido abierto por la necesidad de marcar que ambos conjunto tenían para estar en la final, y los primeros compases así lo evidenciaron. Además, la lluvia que cayó sobre el estadio de Riazor durante la tarde y en la mayor parte del encuentro contribuyó a que el juego se contagiara de una mayor velocidad y que los dos equipos cometieran más imprecisiones.

Los coruñeses tardaron mucho más en adaptarse a las condiciones del tapete de su estadio que el conjunto visitante, quienes se aclimataron mejor en los minutos iniciales desplegando un juego de contención y recurriendo al contraataque, y más tarde dominando el balón. El Deportivo fue entrando en calor a medida que avanzaba el encuentro, aunque lo cierto es que el respeto entre ambos equipos primó por encima de todo, al menos en la primera media hora de partido, en la que ni uno ni otro dispusieron de oportunidades claras.

Pasado ese tiempo, los locales empezaron a acechar el área defendida por Vítor Baía. Los jugadores de Irureta se hicieron con la posesión del esférico y desplegaron su mejor fútbol. Víctor y Luque estuvieron incisivos en las bandas y Pandiani efectuó un gran desgaste en la punta de ataque, presionando la salida del Oporto y ayudando al juego ofensivo del equipo. Pero el jugador que estaba llamado a desequilibrar la eliminatoria para el Deportivo estuvo ausente. Valerón apenas apareció en el partido y fue Sergio quien asumió la tarea de mover al conjunto gallego en ataque.

El apagón de Valerón salvó la vida al Oporto a los 36 minutos, cuando el de Arguineguín se quedó solo ante Baía y remató fuera con toda la portería para él. Son errores que no se pueden tener en un encuentro con tanta trascendencia como el que se vivió en Riazor, que a fin de cuentas no era nada más y nada menos que una final para estar en la cita de Gelsenkirchen. Con todas las opciones intactas para ambos equipos, el partido tomó otro cariz en los albores del segundo periodo, que registró un constante toma y daca. El Oporto salió con más furia que los deportivistas y pudo adelantarse en el primer minuto de la reanudación, pero el poste derecho de la meta de Molina se alió con el Deportivo para rechazar un remate del brasileño Carlos Alberto.

Y en esa lucha de ida y vuelta estaba el partido cuando César derribó a Deco en el área y Collina señaló penalti. Riazor tomó aire, Molina vaciló para inquietar a Derlei, y aunque adivinó la trayectoria del esférico, su estirada fue inútil. El gol despertó al Deportivo, y sobre todo a Valerón, quien emprendió la misión de resucitar a sus compañeros para coger de nuevo el tren a Gelsenkirchen, aunque sin éxito. Irureta movió el banquillo para intentar darle la vuelta al marcador e introdujo a Tristán por Sergio. No obstante, sus planes se vinieron abajo cuando Naybet fue expulsado.