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Se avecina marejada sobre la Federación Balear de Fútbol (FBF). El próximo día 15 de mayo acaba el periodo de inhabilitación de un año impuesto al equipo directivo que trabajaba junto a Antonio Borrás del Barrio en la junta anterior -el presidente fue sancionado con cinco años- y el panorama que aparece resulta de lo más complejo. Los servicios jurídicos de la direcció general d'Esports ya han informado verbalmente a los responsables de que aquellos directivos -un total de quince- cuyo plazo de sanción haya expirado deben ser readmitidos con los cargos que ocupaban anteriormente. La gestora que preside actualmente Miquel Bestard ha reclamado una notificación por escrito al Govern, aunque esta petición no ha llegado a concretarse.

La historia se remonta a agosto de 1999, cuando el Govern balear impide a la FBF a través de un decreto usar la denominación de fútbol sala en las competiciones que organiza, marcando así las competencias sobre este deporte. Ya en octubre de 2002, el Comité Balear de Disciplina Deportiva (CBDD) admite a trámite una denuncia de la Federación Balear de Fútbol Sala (FBFS) contra Borrás del Barrio y su junta por usurpación de competencias en la organización de competiciones autonómicas. Posteriormente -enero de 2003- la FBFS estudia retirar la demanda, pero el CBDD rechaza esa opción al considerar demasiado avanzada la instrucción del caso.

Bestard ha anunciado su intención de entrevistarse personalmente con este nutrido grupo de directivos. De hecho, estaba prevista una reunión con la vieja guardia el próximo sábado. Sin embargo, el proceso se encuentra paralizado y el cónclave se ha aplazado sin que se haya fijado una nueva fecha. Ante esta tesitura, se aproxima un nuevo período de inestabilidad que salpicaría de lleno al balompié como ya ocurriera hace algunos meses. El «caso Borrás» sigue abierto.