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La temporada náutica alcanza su primer pico dentro de un año determinante con motivo de una de las grandes clásicas del calendario internacional. El XXXV Trofeo SAR Princesa Sofía, una de las competiciones más prestigiosas del planeta y un punto de encuentro en el camino hacia los Juegos Olímpicos de Atenas, comparece con una primera entrega en la que la vela ligera y sus diferentes clases olímpicas serán las que centren el protagonismo, entre los días 3 y 9. Más adelante, los cruceros invadirán la bahía de Palma entre los días 22 y 25 de abril en lo que supondrá el cierre de un encuentro que adquiere un valor fundamental, aunque los pasaportes olímpicos están repartidos.

El apoyo de las instituciones insulares, pero de forma especial de la candidatura olímpica Madrid'2012, resulta fundamental para mantener vivo uno de los eventos con más prestigio, más cuando la Familia Real es una habitual en las instalaciones del Real Club Náutico de Palma. Pero además de la emblemática entidad de Ciutat, el Club Náutico Sant Antoni de la Platja, el Club Nàutic de s'Arenal y la Escuela Nacional de Calanova concentrarán a los participantes, que en una primera estimación superan la cifra de seiscientos, representando a cuarenta naciones, un claro síntoma del calado del que goza un Princesa Sofía que vuelve a estar de moda después de varios años relegado injustamente a un segundo plano social, que no deportivo, pues la categoría de los inscritos hace pensar en una competición que goza de prestigio en el seno de la flota.

Los alicientes del Sofía se acrecentan con motivo del año olímpico que en el que nos hallamos inmersos. La anulación de las clases Star, Mistral Femenino y Masculino y 49er no restan emoción e intensidad a la cita, en la que el grueso de los olímpicos españoles tendrán una buena oportunidad para calibrar sus fuerzas con los que serán a buen seguro sus rivales en el campo de regatas de la capital griega.