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Definitivamente, el Mallorca se maneja bien en la Copa, ese torneo que tanto le seduce y que atrapó el año pasado. Fue a Sabadell y firmó un partidazo, amparado en los goles de Correa y en la solidez del centro del campo. Los bermellones acceden a la siguiente ronda gracias a una exhibición de contundencia del delantero uruguayo, que firmó un triunfo que permite al grupo balear recuperar sus constantes vitales (2-4).

La puesta en escena del Mallorca fue galáctica. En apenas tres minutos ya se había labrado un buen futuro en el partido gracias a la pegada de Ligüera, que aprovechó una entrega de Correa tras un indolente error de Adrián para inclinar la cita. El uruguayo, uno de esos tipos de trote cansino y de trato acicalado del balón, marcó en la primera pelota que pasó por sus botas, y desde entonces su juego, y el del equipo, creció.

Colsa se imponía en el círculo central, y Campano era un puñal por el flanco derecho, siempre lanzado por Ligüera, muy dinámico y participativo. El Sabadell se sentía incómodo sin el cuero, y trataba siempre de hurgar en las carencias defensivas de Toni González. Y en una de esas el grupo arlequinado se acercó al gol; Tarrés forzó en saque de esquina en una arrancada por la derecha, y en el córner Dot estrelló el balón en el larguero (minuto 24).

El equipo de Llompart notó que el encuentro se le iba de las manos, y se lanzó a por el segundo. Nagore, que se asoció bien conn el ataque rojillo, le largó un pase en profundidad a Correa, que agarró la bola y la metió por la escuadra de fuerte disparo (minuto 30). La eliminatoria ya estaba encauzada.

El Sabadell agachó entonces la cabeza, y el Mallorca le atizó con una amplia batería de ocasiones; primero Ligüera probó las manoplas de Arturo de fuerte zurdazo (minuto 33), luego Nené lanzó alto en buena posición (minuto 36) y Nagore cerró el primer acto con un golpe franco que se estrelló en el lateral de la red (minuto 38).