Samuel Etoo controla el balón ante dos jugadores del Deportivo Alavés.

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0 ALAVÉS: Dutruel; Geli, Karmona, Téllez, Llorens; Astudillo, Desio, Pablo Gómez, Ibon Begoña (Jordi Cruyff, m. 79); Iván Alonso y Rubén Navarro (Mara, m. 74).
0 MALLORCA: Leo Franco; Cortés, F. Niño, Lussenhoff, Poli; Novo (Campano, m. 74), Marcos, Lozano, Riera (Carlos, m. 81); Etoo y Pandiani.
ÀRBITRO:
Arturo Daudén Ibáñez (C. Aragonés). Mostró cartulina amarilla al local Rubén Navarro (m. 71), por tirarse dentro del área del equipo balear.
INCIDENCIAS:
Partido correspondiente a la jornada número veintiocho del torneo de liga de la Primera División, de Fútbol, disputado en Mendizorroza ante 13.725 espectadores. Tarde primaveral y terreno de juego en excelente estado

XISCO CRUZ - VITORIA
El Mallorca ha descubierto la media inglesa, aquella que consiste en sumar cuando se está lejos de Ciutat y ganar en casa. Se ha aferrado a ella de tal manera que en Vitoria apenas hizo nada por alterar el guión cuando pudo tumbar al Alavés, un equipo desquiciado por sus enormes carencias. El grupo de Manzano ofreció su versión más simple y convivió durante muchos minutos lejos del espectáculo. Fue un partido con poco que echarse a la boca, porque ni los de Mané se atrevieron a suicidarse en ataque, ni los rojillos tuvieron problemas para contener un empate que les acomoda en tierra de nadie, alejados del ruido del descenso y de la sinfonía de la UEFA (0-0).

Confiado al sentido común de Marcos y a la velocidad de Etoo, el Mallorca tuvo un inicio plácido de partido. A pesar de que Mané había preparado una emboscada en el centro del campo, con Pablo y Desio presionando muy arriba, el fútbol directo de los baleares le evitó problemas a Leo Franco. Pese a que los rojillos apenas tenían el cuero en su poder, el Alavés era incapaz de organizar un fútbol de ataque con cierto sentido, porque carecía de fluidez por las bandas. Sólo los desmarques de Iván Alonso alarmaban a la defensa, sobria hasta entonces. Con el juego enmadejado en la zona ancha y el partido con un aspecto más bien mortecino, aparecieron Iván Alonso y Etoo para intentar reventarlo; el uruguayo cabeceó un servicio desde la izquierda de Llorens que se encontró con los guantes de Leo Franco (minuto 34) y poco después habilitó a Rubén Navarro que remató fuera desde el área chica (minuto 45). Entre medias, el delantero camerunés del Mallorca había lanzado un derechazo que se perdió por centímetros en la mejor opción isleña del primer acto.

La cita tenía otro color, porque el Alavés empezaba a arrimarse a las orillas (Ibon Begoña y Geli ya eran extremos) y los de Manzano encontraban más espacios en ataque. Con todo, no era un choque de ida y vuelta, porque el Mallorca metió el balón en la nevera y los alaveses nunca encontraban a Pablo, su lanzador.

El partido tuvo el mismo diseño en el segundo tiempo, pero el juego todavía era más plomizo. Los centrales rojillos se limitaban a escupir los balones que llegaban en diagonal y el conjunto de Mané no padecía con los envíos de Leo Franco desde su portería en busca de Pandiani. Cada balón parado, cada falta, cada saque de esquina, era motivo de alegría, porque era una forma directa y sencilla de generar peligro. Astudillo, a poco del cierre del partido, tuvo en su cabeza la mejor ocasión a la salida de un córner, pero tampoco encontró la dirección adecuada. Ni la entrada de Campano, ni la de Carlos, le dieron carácter al Mallorca, que languidecía a medida que avanzaban los minutos y la cita se consumía. Los de Manzano notaban que el empate les servía y se reagruparon en torno a Leo Franco, que sacó unas manoplas a tiro de Geli. El encuentro estaba condenado al empate y el Deportivo Alavés a sufrir.

Marcos Martín de la Fuente fue el elegido por Gregorio Manzano para intentar cubrir la ausencia de Ariel Ibagaza. El centrocampista mallorquín actuó por delante de Harold Lozano, y en el primer tiempo dio todo un clínic de paso corto y sentido común. A pesar de que el técnico de Bailén había optado por incluir a Alejandro Campano en el segundo tiempo ante el Real Valladolid tras la lesión del centro campista argentino, en Vitoria quiso formar con dos jugadores en la zona ancha para equilibrar el equipo y frenar las acometidas del conjunto de José Manuel Esnal, Mané.