Los «intocables» de Manzano. Joan Mesquida, Damià Amer, Gonzalo Hurtado y Antoni Servera. Foto: TOMÁS MONSERRAT.

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En un equipo los éxitos y los fracasos siempre son compartidos y en el Real Mallorca esto no es una excepción. El hecho de haber alcanzado una nueva final de la Copa del Rey se debe, entre otras circunstancias, a los goles que marcó Carlitos en Zorrilla, al de Nadal en el Bernabéu, a la goleada en Riazor y a las paradas en su momento que pudieron llevar a cabo Leo Franco y Miki Garro. La plantilla tiene una gran parte de «culpa» de que el 28J el equipo represente a toda una afición en el partido de más prestigio que se juega en España.

No obstante, el éxito forzosamente es compartido por un nutrido grupo de profesionales que, a excepción del entrenador, vienen trabajando en un segundo plano, no tan público como el de los futbolistas, pero igual de importante que el que puede llevar a cabo el jugador más extraordinario de los que actualmente están instalados en el vestuario del Mallorca.

Es el «otro equipo», el que forman los técnicos, los médicos y los utilleros. Todos tienen una labor concreta, aparecen muy de vez en cuando en los medios y afrontan con una ilusión extraordinaria el desafío de conseguir la victoria frente al Recreativo de Huelva y levantar la primera Copa del Rey. Manzano controla todas las esferas, pero cada uno en su puesto asume una función determinada. Gonzalo Hurtado es el segundo de Gregorio y en materia futbolística comparte la dirección puramente técnica del primer equipo. Cuando el preparador de Jaén se limita a ver con detalle lo que hacen sus futbolistas es Gonzalo quien toma la voz cantante y dirige desde la banda. Sus caminos se cruzaron en Vallecas y tuvieron aquí en Palma continuidad.

Antoni Servera es quien asume la responsabilidad física del Real Mallorca y lo hace con personalidad y, a la vez, con resultados. Servera, natural de Sant Llorenç, ascendió la pasada temporada al primer equipo y su trabajo ha sido también determinante para poder llegar a la final de Copa y para afrontar con relativa tranquilidad la fase final del campeonato doméstico. Estos tres profesionales capitanean el proyecto deportivo y a su alrededor están situados una serie de complementos perfectos que precisamente cierran un organigrama que, observando la profesionalización del fútbol, de cada temporada cobra más importancia. Disponer de un buen grupo técnico, médico y de complemento supone, de entrada, que los jugadores puedan centrarse sólo en lo que les debe ocupar, jugar bien al fútbol. El resto corre a cargo del «Manzano Team».