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La directiva del Real Mallorca empieza a tener la percepción de que la RFEF elegirá Madrid como la sede de la final de Copa. El hecho de que Àngel María Villar haya dilatado la decisión -ayer le comunicó al club que el próximo lunes se dará a conocer el escenario- y de que pueda haber recibido presiones desde la Federación Andaluza, ha inundado de pesimismo los despachos de Son Moix. Pese a que el propio Borrás del Barrio anunció días atrás que existía un 95% de posibilidades de que Elche fuera la elegida, en la entidad empiezan a recelar de esas afirmaciones.

Villar, que estuvo presente ayer en un acto organizado por la federación en León, ha insinuado al Mallorca que existen problemas de última hora y que, hasta que la Casa de SM el Rey no dé el visto bueno, no comunicará la decisión. En los últimos días la preocupación por el posible traslado de la final a la capital había crecido, porque el Recreativo de Huelva ha apostado claramente por disputarla en el Santiago Bernabéu -cerrando los anillos superiores del estadio para reducir su capacidad- y porque había aparecido la posibilidad de jugar en La Peineta.

Eduardo Herrera, presidente de la Federación Andaluza y uno de los hombres con mayor peso específico en la RFEF, habría intentado convencer a Villar de que el partido se disputase en Madrid ante la imposibilidad de que se jugase en Sevilla. Pese a que Borrás aseguró que el máximo mandatario de la española tenía «una especial sensibilidad» con los problemas de insularidad de los mallorquines, el Mallorca empieza a notar que las presiones que está recibiendo Villar están alterando su postura inicial. Aún es posible que la final se dispute en Elche, ya que parece el escenario ideal para que ninguno de los clubes se sienta claramente perjudicado. El lunes, la decisión.