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La resaca copera no le pasó factura ni a Gregorio Manzano ni a la plantilla mallorquinista, que tras poner pie en tierra se dirigió a Son Moix para llevar a cabo una ligera sesión preparatoria en vistas a partir esta tarde hacia Málaga. El preparador jienense exhibe un discurso regido por la prudencia y que invita a centrar únicamente las miradas hacia La Rosaleda, siguiente escala dentro de un mes de enero de infarto. Pese a todo, Manzano no dudó en tildar de «positivo cara al partido de vuelta. Lo que no es tan positivo es el rival, pues el Real Madrid siempre ofrece motivos para ser respetado».

El hecho de que la eliminatoria deba decidirse sobre la hierba de Son Moix es un punto clave, pero no un motivo de euforia para Manzano, que ve de esta forma satisfecho uno de sus objetivos. «Era una de las ambiciones que teníamos. Si pasamos a semifinales ante un rival como éste tendría mucho valor. Jugamos como nos interesaba, siempre metidos en el partido y las oportunidades llegaron, pero nos faltó materializarlas. El Mallorca nunca le perdió la cara al partido, pese a que el Real Madrid fue impresionante durante la última media hora», añadió el actual inquilino del banquillo bermellón, que evitó cualquier tipo de euforia ante la inminente vuelta de la Liga.

Y precisamente en esa competición, el Málaga pasa revista a un Mallorca al que el cansancio le puede pasar factura. Manzano prefiere obviar la Copa ante la importancia de los tres puntos en juego. «Hasta el lunes prefiero no pensar en el Madrid. Toca el Málaga, del Real Madrid ya hablaremos más adelante, en su momento. Debemos seguir sumando para acabar la primera vuelta con la mayor dignidad posible», comentó Manzano.