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Gregorio Manzano echó mano del banquillo y de los no habituales para confeccionar el grueso del equipo del Mallorca que ayer se jugó los cuartos de final en su primer acto. De entrada, el entrenador premió el trabajo y la labor que viene realizando Miki Garro y le ofreció la posibilidad de jugar de inicio. El mallorquín no desentonó, como casi nunca desentona cuando se ve obligado a saltar al campo en momentos casi siempre comprometidos.

La zaga presentó la triple novedad de Miquel Soler en el lateral y Poli y Niño en el centro de la defensa. Miquel Àngel Nadal descansó y Federico Lussenhoff no estaba ni convocado. El nivel se mantuvo correctamente en el primer tiempo, pero en la reanudación las dudas y alguna que otra laguna volvió a dar la razón a Manzano cuando pide más contundencia en la línea de atrás.

Contrariamente a lo que se podía pensar, Marcos se alineó en el doble pivote con Lozano mientras que Alejandro Campano, que salía de una lesión, actuó de inicio pero también, como la mayoría del equipo, fue de más a menos y terminó contagiándose del juego poco efectivo y lento que últimamente suele poner en liza el equipo balear. El gran aprobado en la línea de creación se lo llevó Ariel «Caño» Ibagaza que estuvo tremendamente activo y muy bien por la banda izquierda.

De sus botas nació el primer tanto del equipo mallorquinista y después, en más de una ocasión, los jugadores rivales tuvieron que detenerlo más allá de lo que permite el reglamento. La rapidez la intentó imprimir el delantero sevillano Carlos Domínguez que, además de meter la asistencia en el segundo gol, intentó dotar de rapidez a la línea ofensiva. En según qué ocasiones lo consiguió aunque de manera intermitente.

En la reanudación tuvo otra oportunidad Raúl Martín. El técnico meditaba alinearlo de inicio pero se decantó por darle entrada en el segundo periodo. Tanto él como Turu Flores no tuvieron tiempo suficiente para entrar en juego. Manzano quiso dejar claro que estos cambios en el once no fueron resultado de un castigo hacia un sector del equipo y en su mente estaba el dar minutos a los jugadores que, por el trabajo diario que están realizando, se merecen minutos.