Ángel Luis Pérez, intentando robar un balón ante la presencia del sevillista Reyes.

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3 SEVILLA: Notario, Redondo, Oscar, Pablo Alfaro, David; Gallardo, Torrado, Casquero (Samways, m.74), Fredi (Víctor, m.69); Reyes y Toedtli (Moisés, m.87).
0 MALLORCA: Leo Franco, Angel, Lussenhoff, Nadal y Poli; Campano (Carlos, m.80), Lozano, Robles (Turo Flores, m.46), Riera (Raúl Martín, m.67); Ibagaza y Pandiani.

GOLES
1-0, m, 14 Reyes.
2-0, m.33 Toedtli.
3-0, m.84 Toedtli.
ÀRBITRO: Mejía Dávila, de Madrid. Amonestó a los locales Casquero y a los visitantes Poli.

Miquel Alzamora
El Real Mallorca ha entrado en crisis. Dos puntos de los últimos 18 posibles, 16 goles encajados en los últimos cuatro partidos y un equipo roto y que ha perdido poco a poco el rumbo, las ideas y el criterio futbolístico.

Entre bajas, lesiones y una lentitud en su juego que invita al suicidio colectivo, el proyecto se hunde por momentos sin que nadie parezca capaz de hacer nada para detener una caída libre, sin red. Partidos como el de ayer suelen decantarlos a su favor los equipos que logran acomodarse más y mejor al horario y ayer fue el Sevilla quien se metió de lleno en un encuentro de Primera con hora de juveniles.

El equipo de Manzano está perdiendo el crédito tan rápidamente como lo ganó en su momento y, a su vez, está dilapidando una ventaja de puntos en la clasificación que, a este paso, se quedará en nada. Ayer el Sevilla, además de meterse en el partido desde el mismo momento en que los jugadores pisaron el vestuario, jugó con más brillantez, sobre todo, con mucha más velocidad, aunque el Mallorca facilitó en exceso el éxito del equipo rival.

El choque se veía desnivelado desde el primer minuto. Gallardo, Fredi, Reyes y Toedtli bailaban a su aire y aprovechaban sin complejos los innumerables espacios que hallaban entre la descoordinada defensa mallorquinista. No existió ningún tipo de asociación entre el medio campo y la zaga rojilla y quien más quien menos intentaba hacer la guerra por su cuenta. Sin embargo, no es esta una buena medicina para intentar solucionar un problema de tipo colectivo y más si el puñado de jugadores que tienes en frente están mínimamente organizados como ayer sucedió.

Situación agobiante
La primera parte fue un agobio constante en contra del Mallorca. Los futbolistas sevillistas metieron la quinta y los bermellones sólo podían ver pasar como rayos a Reyes y compañía. Antes del primer cuarto de hora el propio Reyes finalizó con éxito una gran jugada ofensiva que culminó Fredi rompiendo a Àngel y asistiendo a su compañero que materializó el uno a cero. A partir de ahí el cúmulo de despropósitos del Mallorca fue engordando considerablemente. Nadie mandaba y nadie era capaz de otorgar el más mínimo criterio al simulacro de equipo que estaba sobre el césped de Carranza. El Sevilla jugaba tan cómodo que no hizo falta ni que Pablo Alfaro sacara su fusil. Incluso, este doctor metido a futbolista, estuvo muy cerca de conseguir marcar a los 22 minutos de partido. El Mallorca deambulaba sobre el campo como alma en pena y el Sevilla seguía tocando, jugando al primer toque y corriendo mucho más que el cuadro balear. El problema ya no era el frenar las embestidas sevillistas, el verdadero punto doloroso era que no existía ninguna idea futbolística, ningún motivo de esperanza, no había nada. Poco después de la media hora Toedtli volvía a meterse por el centro de la defensa y terminaba el trabajo iniciado por Gallardo y marcaba el segundo. Lo mejor era que faltaba poco para terminar el primer tiempo, lo peor, que al Sevilla no parecía que nadie fuera capaz de pararlo. En la reanudación otra vez Reyes dio un susto de muerte aunque Leo Franco fue capaz de solucionar lo que su defensa fue incapaz de hacer.

El disparo del punta sevillista lo rechazó muy bien Franco y evitó, como mínimo, que el partido, si no lo estaba ya, quedara definitivamente sentenciado. Esto ocurría a los tres minutos de la segunda mitad y a partir de ahí el choque entró en una fase en la que el Sevilla bajó el pistón y el Mallorca fue incapaz de aprovechar la bajada de tensión del equipo rival. Turu Flores sustituyó a Robles y la mejor oportunidad de gol la tuvo precisamente él cuando, en el 23, disparó dentro del área con intención y Notario rechazó la pelota. El Sevilla se dejaba ir y eso daba cierta vidilla al cuadro rojillo. No obstante, cuando los de Caparrós volvían a armarse y a atacar con intención, el Mallorca se volvía a reencontrar con los mismos errores de colocación y coordinación. Manzano movió el banquillo, dio entrada a Raúl Martín y también a Carlos, que nada más entrar estuvo muy cerca de marcar. Su disparo cruzado batió al portero pero Alfaro rechazó la pelota cuando esta se metía en el marco rival. Entre Turu, Raúl y Carlos la línea atacante ganó en chispa pero la falta de acierto volvió a ser total. En los mejores momentos del equipo balear (¿?) llegó la sentencia final del Sevilla. Toedtli aprovechó una asistencia desde la banda derecha, se marchó como quiso de Lussenhoff, metió la pierna y clavó el tercero para los andaluces.

Este gol cerró un encuentro decepcionante, uno de esos partidos inútiles y que sólo sirven para reflejar un cúmulo de problemas que convierten una situación que empezó siendo difícil y que ahora es, cuando menos, crítica. Se perdió ante los grandes y ahora se pierde ante los del montón. Ayer se dio una imagen que no invita precisamente al optimismo y Manzano debe recuperar urgentemente una idea futbolística por pobre que esta sea.

Gregorio Manzano hizo debutar ayer en el Real Mallorca y a su vez en Primera División al recién llegado Àngel Luis Pérez y también al futbolista del filial, Raúl Martín. El defensa no tuvo el que fuera su debut soñado y se le vio poco acoplado al equipo y al resto de sus compañeros. Sin embargo, no se le puede echar a él solo la culpa de la derrota ya que el equipo en general fue el que dio facilidades en todos los sentidos. Al debut del zaguero hay que añadirle también el del centrocampista Raúl. Al andaluz se le vio con ganas y muy motivado y puede tener sitio en este equipo.