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Convulsionado por la derrota ante el Sevilla, el entorno del Barça ha girado la vista a Mallorca. Después de adivinar que el proyecto de Gaspart tiene una fuga importante, la hinchada azulgrana no le va a hacer ninguna concesión hasta que acabe el 2002. Así, y con Van Gaal bajo sospecha de una forma perenne, la plantilla culé necesita el triunfo en Son Moix en un partido que puede precipitar la despedida del técnico holandés, que empieza a notar sobre el cogote la fría cuchilla de una guillotina que sostiene Manzano. Una victoria balear dejaría malherido al barcelonismo y al borde de la destitución al entrenador de la primera plantilla.

Pese a que Joan Gaspart insiste en que el club funciona, la grada ya le ha perdido el respeto. Y a Van Gaal por extensión. El técnico acabó el pasado domingo refugiado en el banquillo, dándole instrucciones a Carles Naval -el delegado- para que las esparciera sobre el campo. Cada vez que asomaba la cabeza por la banda el aficionado le mostraba su desprecio, algo que se puede acentuar si el equipo pierde en Palma.

El papel de verdugo le corresponde esta vez a Gregorio Manzano, que puede ejecutar al holandés si el Mallorca logra la victoria. El FC Barcelona no gana en Ciutat desde la temporada 97/98 (se impuso 0-1) por lo que la estadística también juega en contra de Van Gaal. En el curso 1998/99 los azulgrana cayeron por la mínima (1-0) y al año siguiente volvieron a ceder una derrota (3-2). En la campaña 2000/01 el conjunto catalán tampoco pudo con el isleño y perdió en Son Moix por un claro 2-0, mientras que la pasada temporada la cita acabó tal y como empezó (0-0).

Si los números de las entregas anteriores no sonríen al ex seleccionador holandés, los de ésta no invitan al optimismo. El Barça tiene siete puntos menos que el Mallorca, está a sólo dos del descenso y apenas ha conseguido cuatro triunfos. Con todo, los rojillos tampoco andan sobrados de éxitos en los últimos partidos -no han ganado desde el 17 de noviembre-, por lo que se advierte un encuentro de necesidades para unos y urgencias para otros. El conjunto balear sufrió un serio encontronazo ante el Real Madrid y no ha ganado todavía durante el mes de diciembre, algo que va a acelerar su ansiedad por sumar. Al otro lado, el Barcelona está obligado a ganar si no quiere provocar un incendio de dimensiones extraordinarias.