TW
0

Los padres de Elena Gómez, José Ramón y Antonia, eran los más felices del mundo en el instante en que su pequeña se coronaba como la mejor gimnasta del planeta. Atrás quedaron muchos años de esfuerzo y trabajo para hacer realidad el sueño de Elena Gómez. «Nos volvimos locos, pues era difícil alcanzar esta meta. Pasas por muchas dificultades económicas y emocionales, pero todo el esfuerzo vale la pena viviendo estos momentos», comentaba Antonia, aún emocionada por la respuesta de sus vecinos de Manacor.

Pero la cruz de este éxito histórico para el deporte balear y español es la falta de apoyo institucional que Elena y su familia han debido soportar. «Nos hemos sentido olvidados política e institucionalmente. Parece que no eres nadie hasta que consigues una medalla. Hay un largo camino de por medio y te tienes que conforman con un algo de dinero que te dan para que no les molestes», comentaban su padre. Consell y Govern redujeron al mínimo su apoyo, y la beca ADO es el principal sustento de Elena.