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Alta tensión en Son Bibiloni. Gregorio Manzano comprobó ayer cómo sus futbolistas van a por todas a la hora de hacerse un hueco en el once titular. Si lo que quería el técnico bermellón era competitividad total en su grupo, ayer quedó demostrado que lo ha conseguido. En el partidillo de entrenamiento celebrado ayer, como es habitual cada jueves, la intensidad fue aumentando a medida que pasaban los minutos y más de uno parecía olvidarse de que se trataba de una simple prueba de fútbol, de un simple ensayo.

Manzano ha sabido mantener el nivel de tensión en todos los jugadores ya que, hoy por hoy, es difícil señalar a un futbolista que pueda sentirse titular indiscutible. Por si esto fuera poco, ayer en la línea de banda los jugadores se sentían examinados por la atenta mirada del presidente Mateo Alemany que también llegó a asombrarse de la intensidad con la cual trabajaba el grupo.

Walter Pandiani fue el primero en recibir aunque entró poco después con serias molestias. Posteriormente fue John Harold Lozano quien cayó fruto de una entrada, aunque en su caso tuvo que abandonar el rectángulo de juego y se quedó sentado en el banquillo con una bolsa de hielo anclada en una planta del pie. No obstante lo peor estaba todavía por llegar y en una jugada fortuita, Javier Olaizola, en su intento de robar la pelota a Albert Riera, golpeó en el pie al futbolista de Manacor que tuvo también que ausentarse de la sesión de trabajo y ser atendido en la banda por los recuperadores del Mallorca.

Con la bota en la mano y claros síntomas de dolor, el interior de Manacor se marchó a la banda para acompañar a Lozano. «Me asusté al principio "dijo Albert" ya que se inflamó el tobillo, pensaba que sería más de lo que finalmente fue y confío mañana en entrenar con normalidad», señaló el centrocampista del Real Mallorca. El último susto lo protagonizó David Cortes que recibió un balonazo en el bajo vientre que le dejó KO por espacio de unos minutos donde estuvo tendido sobre el césped intentado recuperar la respiración.