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José Àngel Samaniego ya cuenta con la pieza básica de sus esquemas. Leo Gutiérrez (Córdoba, 1978) llegó, se presentó y descansó en vistas al estreno en el Palau domingo ante el Murcia. El ala-pívot argentino aterriza con una plata amarga en su cuello y el aval de pertenecer a la generación de oro del baloncesto de su país. Gutiérrez dejó el Atenas de Córdoba para dar el salto a Europa y firmar por dos temporada por el Drac Inca. Para Sebastià Penya, presidente de la entidad, «es un honor poder presentar a este jugador y estoy convencido de que será un hombre importante en la Liga». El cuatro sudamericano cuenta con una hoja de servicios que implica hablar de un refuerzo de calidad.

El Olimpia de Venado Tuerto y el mencionado Atenas han sido sus clubes de formación, pero es con el combinado albiceleste con el que ha firmado sus logros más significativos. Bicampeón de Liga (1999 y 2002), con el equipo nacional ha ganado la Copa América de 2001, además de ser finalista en los Goodwill Games y del Mundial de Indianápolis. Precisamente, la derrota ante Yugoslavia parece que es la que más ha escocido, «pero me siento orgulloso por lo logrado por el baloncesto argentino. Lamentablemente no dimos el último paso y siempre tendremos un poco de bronca», comentó Leo Gutiérrez en su presentación ante los medios.

Sobre los pormenores de su fichaje por el Drac Inca y su salto al viejo continente, Gutiérrez dejó claro que tenía «ganas de jugar fuera de Argentina y el Drac Inca me ofreció una oportunidad que no pude rechazar. Para cualquier deportista es un reto llegar a Europa, donde espero estar muchos años», manifestó el nuevo jugador inquense.

Sus referencias sobre la LEB son escasas, «aunque Nocioni me ha comentado que es muy exigente y que siempre se ha de estar al cien por cien». A la hora de definirse como jugador, apuesta por ser «un hombre que juega en el interior, pero que siempre que puede sale e intenta aportar el máximo al equipo».