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Lourdes García ya no pasa inadvertida por las calles de su Campos natal. La joven ciclista ha entrado por méritos propios en la historia del ciclismo balear y, a sus quince años, está a punto de dar el salto a la categoría júnior. Tetracampeona de España y subcampeona por partida doble en carretera y pista, la corredora del Centre de Tecnificació se toma un respiro después de vivir el verano más dulce de su corta pero fructífera vida deportiva.

La victoria en la general de la Copa de España cadete ha sido la puntilla. Los técnicos de la RFEC ya le han echado el ojo, pero no quiere hacerse ilusiones pues éste es un mundo demasiado complicado para una futura estudiante de primero de bachiller que orienta sus miras hacia el magisterio de educación física. En su particular retiro de Campos, rodeada de su gente y con más tiempo libre que nunca, Lourdes García esconde tras ese rostro angelical a una ciclista con carácter, garra, y muchas ganas de despuntar, «aunque es difícil vivir del ciclismo» confiesa la perla campanera.

Magdalena Rigo y David Monserrat son sus dos referentes. La regularidad ha servido para recoger lo sembrado «durante meses. Empecé bien y acabé mejor. Lo he ganado casi todo y no es fruto de la casualidad. He trabajado duro», destaca una corredora a la que se le abre un dulce porvenir. El salto a la categoría júnior requiere de una buena dosis de prudencia. «Creo que ahora se pasa a estar tres años como juvenil. Seré de las pequeñas y prefiero ir poco a poco, en ese tiempo hay margen para hacer grandes cosas», señala García.

El pasado domingo, en Zamora, llegó la gran satisfacción. Tras una dura pugna con Patricia Pérez, se llegó a la última manga con un margen de tres puntos favorable a la mallorquina, que supo jugar sus bazas en el instante en el que se debía romper la carrera. «Le salió mal la táctica, pues ella pensaba escaparse en los puertos, pero fue entonces cuando salí yo del pelotón y no la volví a ver. Entonces me sentí más tranquila y decidí aguantar en el grupo bueno», significa la poseedora de cuatro maillots rojo y gualda.

La dureza y la exigencia del tramo final de temporada, y en especial de los últimos meses bien merecen un descanso. «Ha sido un verano tremendo. He entrenado mucho, me he sacrificado, he renunciado a algunas cosas normales en gente de mi edad, pero ha valido la pena» ratifica Lourdes, que al inicio de la temporada no pensaba que todo acabara tan bien. Pero analizados en frío todos los puntos, Lourdes exclama un reconfortante «me lo merezco».

Viendo que algunas de sus compañeras han tocado techo y compiten a nivel internacional, la corredora del Club Ciclista Campos se muestra convencida «de poder llegar a su nivel, pero tomar parte en un Mundial es un poco prematuro». Salir del anonimato ha sido una de las consecuencias padecidas por Lourdes, a la que todos sus vecinos felicitan, «aunque lo que no quiero es que se olviden de mí si dejo de ganar».