Miguel Vidal
La muerte de Juan López Ramos, conocido en el mundo del fútbol como
«Currucale», ha sobrecogido al mallorquinismo. Se ha ido el
inventor del pressing, la mosca cojonera, que le llamó en cierta
ocasión Alfredo Di Stéfano, el hombre que cuando Hugo Sánchez
todavía no había nacido había inventado la «quinta de los machos».
Era tan rápido y luchador que el pressing era algo innato en este
futbolista que más que un corazón tenía un motor de gran
cilindrada. Bastaba que el entrenador le dijera «marca a fulano»,
que el tal fulano podía despedirse del juego. Currucale era vuelta
y media mejor secante que aquél Mangriñán que tuvo el Valencia. Era
tan valiente que acciones suyas en los terrenos de juego han pasado
a ser leyenda. Su primer entrenamiento con el Real Mallorca, por
ejemplo, a finales de agosto de 1958, en que se empleó tan a fondo
que le partieron una ceja. En Elche una vez se dejó media oreja y
tuvieron que hospitalizarle. Como tuvieron que hospitalizarle en
Zaragoza despues de su paso por La Romareda.
Fútbol/ Óbito
Currucale fue el inventor del pressing
En el campo se dejaba la piel a jirones y en su primer entrenamiento con el Mallorca se rompió una ceja
29/06/02 0:00
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