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Efe ROMA
La derrota de Italia ante Corea del Sur en el Mundial de fútbol fue objeto de comentarios por parte de la clase política italiana, con el denominador común de la indignación por el arbitraje, aunque algunos apuntan también el dedo acusador contra la Federación y el seleccionador, Giovanni Trapattoni. Italia se paralizó durante las algo más de dos horas que duró el partido de octavos de final contra los anfitriones coreanos y millones de personas presenciaron por televisión el encuentro.

La sesión en la Cámara y el Senado se interrumpió durante el partido y, tras la derrota, los políticos no eludieron un comentario público sobre el resultado. El presidente de la Cámara de Diputados, Pierferdinando Casini, resumió el sentir general contra el árbitro, el ecuatoriano Byron Moreno, y se confesó «entristecido e indignado».

Desde el Gobierno, el ministro de la Función Pública, Franco Frattini, dijo que el colegiado «ha estado indecente y escandaloso. Nunca he visto nada igual, parece que hubieran decidido en un despacho echarnos del Mundial».

Las caras largas eran el aspecto normal en los parlamentarios, entre los que algunas voces criticaban no sólo al árbitro sino al presidente de la Federación Italiana de fútbol, Franco Carraro, ya que cunde la sospecha de que la selección ha sido víctima de un complot en los despachos que el responsable federativo ha sido incapaz de evitar. Todo porque el propio Carraro, tras el partido contra Croacia, en el que los italianos perdieron 2-1 tras dos goles anulados, dijo que después de eso «nos van a compensar».