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0 PORTUGAL: Vítor Baía, Beto, Fernando Couto, Jorge Costa, Rui Jorge, Paulo Bento, Petit, Sérgio Conceicao; Figo, Joao Pinto y Pauleta
Cambios: Jorge Andrade por Pauleta, Abel Xavier por Rui Jorge y Nuno Gomes por Petit.
1 COREA DEL SUR: Lee Woon-jae, Choi Jin-cheul, Kim Tae-young, Hong Myung-bo, Lee Young-Pyo, Kim Nam-il, Yoo Sang-chul, Song Chong-guk, Park Ji-sung, Seol Ki-hyeon y Ahn Jung Hwan.
Cambios: Lee Chun-soo por Ahn Jung Hwan.
Àrbitro:
Angel Sánchez. Tarjeta amarilla a Beto (en los minutos 22 y 65 por lo que fue expulsado), Jorge Costa, Kim Tae Young. Roja directa a Joao Pinto por una entrada por detrás a Song Chong-guk.
Gol:
0-1, Minuto 70, Ji-sung Park.

Efe INCHEON
La selección de Corea expulsó del Mundial a los «chicos de oro» portugueses, la generación de Luis Figo, y aprovechó su ventaja de efectivos para cumplir la tradición de superar la primera fase que todos los anfitriones de la Copa del Mundo cumplieron hasta ayer. Corea del Sur hizo historia a costa de un combinado al que pesó demasiado la etiqueta de favorito.

Jugar con dos hombres menos durante 25 minutos fue una carga demasiado pesada para Portugal, que pagó con la eliminación su excesiva confianza en la victoria del combinado de Polonia sobre Estados Unidos. Antonio Oliveira y Guus Hiddink habían anunciado tácticas de ofensiva a ultranza. Para los dos contendientes, que jamás se habían enfrentado antes, la segunda fase del Mundial no admitía, sobre el papel, otra vía de acceso que el K.O.

La realidad se demostró muy otra. Los goles de Polonia a Estados Unidos en Daejeon cambiaron la faz del encuentro. Corea no abandonó nunca su línea de cuatro zagueros y Portugal, con su goleador Pauleta solo en punta, perdió tiempo ya desde que el colegiado pitara el inicio del encuentro. Portugal, el equipo más efectivo en la fase de clasificación europea (33 goles), decidió que Polonia, el equipo al que goleó unos días antes (4-0), hiciera todo el trabajo.

Los hombres de Hiddink también se olvidaron de su ardor guerrero y, refrenando sus naturales impulsos, contemporizaron en el centro del campo con algunos ataques de compromiso para salvar la cara ante los «diablos rojos», que pedían guerra desde la grada. Durante la primera parte Figo buscó inútilmente por todas las zonas del campo un resquicio para penetrar la defensa coreana y João Pinto se vio en clara inferioridad física frente a los centrales.