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Enrique Escande MIYAGI
Los jugadores de la selección argentina llegaron a Miyagi dispuestos a luchar por su supervivencia en el Mundial 2002 en el partido que jugarán mañana con Suecia, en la situación más crítica que le ha tocado afrontar desde que la dirige Marcelo Bielsa.

Al ocupar el hotel en el que hospedan en Miyagi, los argentinos se enteraron de que el campeón Francia había quedado eliminado del Mundial, lo cual no ha hecho más que corroborar que la Ley de Murphy en la cita coreano-japonesa es pareja para todos y que los mejores antecedentes pierden valor en los minutos de diferencia que hay entre el «soy» y el «fui».

La selección albiceleste sudamericana, una de las que tuvo mejor rendimiento en las eliminatorias, ha formado parte otra vez del grupo de las clásicas formaciones favoritas de un Mundial con Francia e Italia, lo cual ha dejado repentinamente de ser un mérito para convertirse en una pesada carga, a la luz de las acontecimientos. Argentina tomó posición en la sede de su tercer partido del grupo F sin que Bielsa se haya despojado de sus dudas con respecto a la alineación del equipo, lo cual causó sorpresa y se interpretó como un dato más del duro golpe que supuso la derrota ante Inglaterra (0-1) el pasado viernes en Sapporo.

Pero el entrenador se dispuso a atenuar la ansiedad que rodea al equipo al afirmar que «el equipo siempre tiene la necesidad de ganar. Nunca la selección argentina jugó un partido sin la imperiosa necesidad de ganar» «Tengo la ilusión y el convencimiento de que vamos a ganar el partido con Suecia, el mismo convencimiento que tengo cada vez que dirijo a un equipo que compite».

Al analizar al conjunto escandinavo, dijo que «es un rival con predominio ofensivo en su conformación y con un despliegue muy importante» y opinó que no cree que vaya a jugar defensivamente frente a Argentina para conservar la ventaja en puntos que tiene en la clasificación del grupo.