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En una noche de foguerons, un grupo de jugadores de balonmano que llevaban más de veinte años sin verse las caras tuvieron un sueño. Imaginaron que el balonmano volvía a ser un deporte importante en Mallorca; que los clubes de siempre tenían de nuevo cantera. Todos se hacían a la idea de que reflotar la nave era una empresa compleja, pero se empeñaron en hacer algo grande. Aquellos 31 exjugadores que cenaron juntos en la víspera de Sant Antoni dieron las primeras pinceladas a su sueño y constituyeron el comité organizador de la Associació de Veterans de Balonmano de les Illes Balears (AVEBAL).

El día de Sant Antoni estos 31 nostálgicos del balonmano de las Islas echaron mano de sus agendas y comenzaron a recobrar antiguas amistades. La locura de éste intrépido grupo era contagiosa y en poco más de un mes se localizaron a setecientas personas que habían jugado a nivel federado a balonmano. Los estatutos deportivos de la Associació ya estaban diseñados y se había encontrado un local social. El trabajo se merecía un premio y se realizó una diada. Más de 30 veteranos balonmanistas jugaron en el polideportivo de Son Cotoner, y muchos exjugadores se acercaron para ver antiguos compañeros. Era tiempo de reflexión; era el momento para mirar con nostalgia hacia atrás.

El balonmano en Mallorca se inicia en plena post guerra. Desde dos grandes bloques se practica el balonmano en la Isla. Por un lado están los equipos del Frente de Juventudes (Elarde, Juventud y OJE), y por otro se encuentran equipos como el Oasis, Montesión, San Francisco, Ophiusa, Hesperia, La Salle, Academia Lebrija, Palma, Policía Municipal, Chelmi, Son Rapinya, Molinar (de los tres hermanos Amengual) e Hispania. El comienzo no fue sencillo, pero los resultados fueron sobresalientes. El importante número de equipos que practicaban balonmano catapultó este deporte a uno de los más importantes en Mallorca y no tardaron en conseguirse buenos resultados.