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Una de cal y otra de arena. El Mallorca volvió a tropezar en sus propios errores y dejó escapar tres puntos ante un Celta que, siendo un equipo que toca bien la pelota, el sábado en Son Moix parecía un conjunto de Champions y de los buenos.

A la conclusión del encuentro, hombres de mucho carisma como Carlos Àngel Roa pedían realizar un ejercicio de autocrítica y ayer en Son Bibiloni nadie dudó en asegurar que el sábado no se hizo nada bien y que urge un cambio con vistas a los dos próximos compromisos de Liga que deberá afrontar el equipo esta semana. El miércoles los rojillos visitarán el Madrigal para jugar contra el Villarreal y el sábado será el Barcelona quien viajará hasta Palma para enfrentarse al cuadro de Kresic.

Con este panorama, «pájaras» como la del Celta no pueden volver a darse ya que se entrará de nuevo en una espiral tremendamente negativa. Ayer en Son Bibiloni caras de sueño, cansancio y también, cómo no, caras de circunstancias. No era para menos aunque todos coinciden en que pudo ser peor si Carlos Roa no hubiera gozado de una noche pletórica.

El plantel no se explicaba lo que había sucedido. No era problema de actitud, según los futbolistas, simplemente que el esfuerzo plasmado sobre el terreno de juego no se veía premiado con el mínimo criterio exigible para intentar batir al rival. A la conclusión de la sesión de entrenamiento, Marcos Martín atendió a los medios y ofreció una versión real de lo sucedido en Son Moix. «Desde el campo se vio mal. Nos vimos superados, fuimos inferiores al rival, ellos jugaban mejor, estaban bien situados, tocaban mejor la pelota, se llevaban todos los rechaces y, en definitiva, nos superaron claramente y no hay nada que decir. Fue un partido desconocido, ese equipo no era el Mallorca. La actitud y el querer del equipo estaba, pero debía estar todo al revés. Estuvimos mal y desordenados y al final, pasó lo que pasó.», manifestó el centrocampista.