TW
0

77 DRAC INCA: (16+25+18+18): Grimau (8), Navalón (12), Montañana (10), Willy Villar (7), Stuckey (18) "cinco inicial", Puyada (4), Bordas (8) y Alberto Alzamora (10). 20 de 34 en tiros de 2 puntos. 6 de 16 en tiros de 3 puntos. 19 de 26 en tiros libres. 31 rebotes (23 en defensa y 8 en ataque). 18 faltas personales.
73 U. COMPLUTENSE: (24+13+17+19):Edwards (23), Simón (8), Quique Bárcenas (16), Jou Alonso (11), Arranz (4) "cinco inicial", Paco García (1), Ayuso (0), Muñoz (2) y Asier García (8). 17 de 33 en tiros de 2 puntos. 11 de 30 en tiros de 3 puntos. 6 de 9 en tiros libres. 22 rebotes (12 en defensa y 10 en ataque). 22 faltas personales.
Àrbitros: Juan Uruñuela (País Vasco) y Xose Rodríguez (Galicia). Excluyeron por cinco faltas personales a Quique Bárcenas (Complutense).

Albert Orfila
Meterse en problemas tiene eso, salir cuesta horrores. Todo son prisas y casi todo lo que se mueve alrededor adquiere una velocidad que asusta. Suele ser producto de las manidas dinámicas, que acaban difuminando la realidad y convirtiendo buenos dibujos en caricaturas. Siempre ha sido así y vulgarmente se le conoce como crisis. Cuatro derrotas después, el Drac Inca experimentó mucho de eso, incluso un poco más. Se mire por donde se mire, su necesaria rehabilitación reclamaba a gritos quebrar de golpe con el pasado y el calendario no le mostraba un partido más. Todo eso acabó jugando en su contra.

De hecho, si uno prescinde del envoltorio "algo casi imposible" y el propio resultado, no es difícil concluir que el Drac Inca no tiene buena pinta. Es una víctima del pánico y necesita ayuda con urgencia. ¿Kenny Green? Podría ser una buena solución. Eso sí, ganó y esta vez el fin justificaba los medios. Lo hizo agarrándose al Palau, pegando tirones sueltos y empujado por una hinchada que desde el primer minuto se preparó para el drama. Hay cosas que no se pueden explicar, ni ver, ni tocar, pero que se presienten. Para no perder la costumbre, el cuadro mallorquín abrió el partido lánguido y despistado. Cuando abrió los ojos, un pistolero llamado Steven Edwards le había acribillado. Cuatro triples del estadounidense en poco más de siete minutos provocaron un primer descosido importante (12-22). No era algo nuevo. El Drac Inca parece empeñado en empezar los encuentros regalando ventajas a su rival. Oliete buscó un cambio de orientación dando entrada a Xavi Puyada, pero el recurso no varió demasiado la situación (16-24 al final del primer cuarto).

Alberto Alzamora y Ramón Bordas tampoco tardaron demasiado en tener sus primeros minutos. Sergi Grimau y Kelby Stuckey, cuya aportación había resultado totalmente nula, se iban al banco. El entrenador recurrió a Bordas para intentar frenar a Edwards y las cosas empezaron a cambiar. El Drac Inca siguió acumulando errores en ataque, pero tapó algunas fisuras defensivas y eso fue suficiente para empezar a sacar la cabeza. Universidad Complutense empezó a sentirse incómodo y un triple de Villar resucitaba a los mallorquines (31-34). Bordas empezaba a convertirse en uno de los héroes. Triunfó donde Grimau había fracasado y quedaba más o menos claro que el partido del miedo sería para quien se aplicara más en defensa.

En este sentido, Juan Miguel Navalón también pasó a desempeñar un papel estelar. Su marca sobre Joe Alonso había logrado desnaturalizar a la Universidad Complutense, pero acabó apareciendo Quique Bárcenas. Curioso lo de este jugador. Tiene físico y calidad, pero algo falla si la ACB le ha cerrado las puertas. Es algo parecido a lo de Paco García, otro jugador enorme que casi nunca ha funcionado. Con Bárcenas inspirado, la continuación fue un mero intercambio de canastas, aunque los árbitros castigaron a Bordas con una falta surrealista "la cuarta" y eso le apagó. Segundos antes, el escolta había asumido el mando de dos operaciones que sacaron al Inca de un buen apuro. Primero dejó una bandeja que rompía el empate (54-52) y después se sacó de la manga otro triple de efecto terapéutico.

En el último cuarto y desde la línea de tiros libres, el Inca acabó fabricando una renta que se antojaba determinante a falta de seis minutos para el final (67-55). Pero no fue así. Llegó otro atasco y a falta de 16 segundos los mallorquines estaban a tiro de piedra (77-73). Falló Javier Simón el triple de prórroga y se acabó el drama.