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ANA HUERTAS Con una espectacularidad digna de los más altos acontecimientos dio comienzo la fiesta de fin de temporada de los equipos base del Real Mallorda, una fiesta que se prolongó hasta casi la una de la madrugada. Una foto gigante del que fue su propietario, don Antonio Asensio, recientemente fallecido, en el centro del escenario y a ambos lados de la misma unas descomunales pantallas proyectaron a todos los equipos que componen el club rojillo. Fue, sin duda, el mejor homenaje que se le pudo hacer a un hombre bueno que supo hacer la mejor historia del club mallorquinista. Todos recibieron su premio desde la escoleta hasta el equipo de Segunda División.

Jugadores de la primera plantilla como el mallorquín Paco Soler o el catalán Albert Luque hicieron las delicias de los más pequeños y por ende de los padres. Fue de esas noches mágicas en las que todo sale a la perfección. Excelente espectáculo, exquisita cena y perfecta organización por parte de los responsables del Mallorca que tuvieron ese cometido. Difícil han puesto el listón para el próximo año. Felicidades.