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El Real Mallorca ha visto esta temporada las dos caras de la moneda. En 38 jornadas la afición ha pasado de ver como a su equipo no le quedaba más remedio que luchar por el descenso a verse entre los primeros lugares de la clasificación e incluso, si a esta Liga le faltaran cuatro partidos, los de Aragonés podrían luchar por el título junto a Real Madrid y Deportivo.

Pocas veces en una temporada los objetivos van cambiando de forma y manera tan radical. En el quinto partido de la Liga, los de Aragonés eran colistas, con un punto, y visitaba el estadio de Son Moix el Racing de Santander. Fue uno de los partidos más dramáticos del año ya que, en el descanso, el equipo perdía por cero goles a uno. En el palco las caras eran de circunstancias y en la grada el pesimismo invadía por momentos a los aficionados.

Muchos pensaban que las horas de Aragonés estaban contadas, la presión era insistente pero, durante el segundo tiempo, el Mallorca fue capaz de remontar el encuentro y las aguas volvieron a su cauce. Nunca era tan necesaria una victoria y el Mallorca consiguió dirigir otra vez el rumbo. A partir de ahí el equipo empezó a resurgir, volvió a creer en sus posibilidades y, de pasar a luchar por el descenso, se pasó a creer que Europa no era una utopía. En la jornada número diez el Mallorca empezó a acariciar los lugares UEFA.

Europa ya era el objetivo y la afición volvía a creer otra vez en el equipo mallorquinista. El once de Aragonés se mostraba solvente en Son Moix y, de hecho, se ha convertido en uno de los equipos más fuertes en su casa. Aquí han perdido los tres grandes, Madrid, Barcelona y Deportivo; y el Valencia se llevó un punto en su visita al multiusos de la vía de cintura. En la jornada número 30, y después de hablar insistentemente de la posibilidad de entrar en la Champions, el Mallorca ganaba a Las Palmas y lograba situarse en puestos de Liga de Campeones. Otra vez se volvió a soñar con la más importante competición continental.

A partir de ahí el equipo no bajó de las primeras plazas. Hizo un hueco importante en relación a sus más inmediatos perseguidores, por abajo, y se mantuvo hasta final de Liga entre los cuatro primeros. El equipo se mostraba fuerte, tanto dentro como fuera, jugaba con orden y concierto y, pese a que en según qué momentos flojeaba en todas sus líneas, siempre encontraba un momento durante los encuentros para apuntillar al rival y salir victorioso.

El conjunto isleño iba sumando puntos e hizo soñar a la afición hasta el punto de que se ha luchado por el subcampeonato hasta los últimos partidos del campeonato. Este equipo ha logrado pulverizar todos los registros y ha logrado los mejores números de su historia, superando incluso los de la mejor temporada que protagonizó el equipo isleño con Héctor Raúl Cúper en el banquillo. Ahora espera la Liga de Campeones, que se afrontará con un equipo renovado y con un nuevo inquilino en el banco mallorquinista. Nadie cree que la permanencia sea el objetivo a perseguir. El equipo y la afición se han ganado a pulso soñar con metas mucho más importantes.