Los jugadores del Mallorca celebraron el triunfo. Foto: TOMÁS MONSERRAT.

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Despedida y cierre en Son Moix. El Mallorca ganó al Oviedo, quedó tercero en la clasificación, entre los más grandes de España, envió al equipo asturiano a Segunda y se clasificó para la Champions si supera la fase previa en el mes de agosto. Ayer se vivió una gran fiesta en el estadio. Lleno absoluto, goles, lágrimas por parte de los jugadores ovetenses y un deseo, que no vuelva a ocurrir lo mismo que ante el Molde.

El partido empezó con cierto ritmo, aunque el juego no pasaba de discreto. Es muy difícil bordarlo cuando en noventa minutos hay tanto en juego. En el Mallorca se notaba la ilusión de poner la guinda a la temporada y el Oviedo destilaba nerviosismo, precipitación y angustia. No en vano se jugaban el ser o no ser en la máxima categoría del fútbol español. El primer aviso fue de Veljko Paunovic, que botó una falta y envió el balón por encima del larguero.

El choque empezó a equilibrarse y los de Aragonés se movían con algo más de criterio y con menos nerviosismo. Luque hizo lucir a Esteban en el saque de un córner y en el minuto ocho el árbitro anulaba un gol de Danjou en propia puerta por fuera de juego del propio Albert. Prácticamente coincidiendo con esta acción, el Deportivo se avanzaba en el marcador y dejaba al Mallorca tercero.

Pero los rojillos no se vinieron abajo y encararon la recta final del primer tiempo con fe y valentía. Samuel Eto'o fue derribado por Rabarivony dentro del área y Medina Cantalejo no dudó en expulsar al futbolista del Oviedo y en señalar la pena máxima. Vicente Engonga ejerció de mariscal de campo y lanzó con acierto y sin dudar. El de Torrelavega envió la pelota al fondo de las mallas y situó el uno a cero.

Este gol dio paso al final del primer tiempo. Quedaban por delante cuarenta y cinco minutos de emoción. Pero las cosas se solucionaron pronto. El Mallorca se crecía, como también lo hacía el Deportivo de A Coruña. A los trece minutos Samuel Eto'o colocó el segundo en el marcador. Son Moix miraba a Riazor y el Deportivo también marcó, pero esto ya importaba menos. La fiesta estaba viviéndose en Son Moix y de qué manera. El Mallorca jugaba muy bien, con seguridad y gustándose. Pero la desesperación hizo que el Oviedo reaccionase. Oli se adelantó a la defensa de cabeza y marcó el dos a uno. El mano a mano era total entre los dos equipos.