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Consciente del inmenso desencanto que ha esparcido durante los últimos días, Drac Inca se ha apresurado a apelar a la épica, la única vía a la que puede recurrir para levantar un playoff que se ha inclinado de forma violenta. El grupo balear recibe esta noche al Granada (21.00 horas) sabedor de que se le han acabado las segundas oportunidades, simplemente porque la eliminatoria de ascenso ha adoptado un sentido dramático. El Palau toma la palabra, pero nunca la capacidad de emitir el juicio definitivo que buscaba el Inca.

Cuesta demasiado encontrar referencias que inviten al optimismo. Históricamente, casi nadie ha sido capaz de levantar un 2-0, pero el plantel se siente en deuda y ha dejado claro que quiere volver a Granada para lanzar una moneda al aire. De hecho, la seguridad que emite el equipo ante el tercer y cuarto partido "éste siempre hipotético" es encomiable.

«Hemos fallado, eso está claro, pero vamos a forzar el quinto partido. No tento ninguna duda. La eliminatoria se decidirá en Granada». Miguel Àngel Cabral es el más claro ejemplo del nuevo tratado de intenciones "redactado con la rapidez que exige un playoff" que ahora maneja el plantel. Cabral nunca ha querido ningunear al Granada, pero también tiene claro que hay que recoger el guante y alterar el guión.

Dos partidos y dos derrotas después, Granada no ha sorprendido a nadie. Su repertorio es claro y conciso, aunque es precisamente la sencillez de su baloncesto lo que le ha acomodado varios peldaños por encima del Inca. La seguridad de sus jugadores es envidiable y quizás ahí esté la receta del éxito.